Incendiaria en combustión

Despertar contra el suelo

La suerte de despertar. Una no siempre tiene esa fortuna, pero cuando sucede, es necesario no dejar de mencionar a quien te salva la vida y te despierta. A mí me acaba de pasar con Plínio Marcos (Santos, 1935-Sao Paulo, 1999) al leer «Jornada de um imbécil até o entendimento».

En «Cançoes e reflexoes de um palhaço», este autor brasileño nacido en el barrio de Macuco escribía que a veces las batallas de lo cotidiano vuelven a una persona lo bastante dura como para hacerla indiferente a las desgracias y a las alegrías colectivas pero «siempre habrá un lugar suave en su corazón donde esa persona guarde los sonidos de algún momento de amor en su vida. Bendito quien sepa dirigirse a la sensibilidad de esa persona para despertarla y sacarla de su apatía. Los actores tienen ese don. Tienen el talento de sacudir a las personas en esos puntos en los que no existen defensas». Precisamente, en esa zona de indefensión se encuentra el punto de partida para despertar. Y es un territorio de trabajo también de autores, autoras, directores y directoras. Después de todo se trata de un lugar para moldear el material humano. Material como el que le otorgó a Marcos su barrio natal: «Ese pedazo de mundo que forjó en mí el amor a la vida y la voluntad de luchar contra cualquier opresor. Por ser de Macuco, me hice guerrero. Por ser guerrero, me hice luchador por la libertad de expresión. Por todo eso escribí «Barrela» y, después de ella, un montón de obras».

Acercarse al universo de Plínio Marcos es asomarse a una poética de la crueldad; es aproximarse a la historia de Brasil, a la violencia que desata un golpe militar y a la censura (que sufrieron sus obras). Pero exponerse ante su trabajo, también es revisar la actualidad de la dictadura del neoliberalismo y recibir un testimonio aún vigente de la deshumanización de la vida en sociedad. Es elegir despertar golpeando la cara contra el suelo del mundo real frente a la opción de quedarse soñando otros mundos. Es optar por la ruptura y el cambio.

En su labor permanente de descubrir la dramaturgia en lengua portuguesa, la compañía Escola da Noite acaba de estrenar recientemente «O abajur lilás», en co-producción con el Cendrev de Évora. Escrita por Plínio Marcos en 1969, «O abajur lilás», presenta un prostíbulo en el que tres mujeres sometidas ofrecen tres formas de enfrentarse al abuso y ofrece algunas de las claves que ejemplifican el mundo expresivo de Marcos: el encierro como metáfora, el dolor, la angustia, la desesperación que corroe a los personajes y un planteamiento en el que no hay lugar para soluciones finales.

Plínio Marcos, un autor surgido en una época convulsa (como todas las épocas) que afirmaba que lo que él hacía no era nada nuevo: «Lo que yo hago siempre ha existido. Nunca he inventado nada sobre teatro. El teatro siempre ha sido eso: diversos personajes en conflicto». Plínio Marcos: un autor para despertar, levantar la cara del suelo y dirigir la mirada hacia los pálidos faroles que queden en medio de esta larga jornada hacia el entendimiento.


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