El Desplume
Jueves noche. Hace frío en Barcelona. Mi amiga Anna y yo terminamos una reunión en el centro hacia las siete y media de la tarde, hambrientos. Vamos bien de tiempo. La proyección del documental no empieza hasta las nueve y decidimos cenar de restaurante. Nos apetece algo especial. Cerca del Antic Teatre, en Vía Laietana, hay un restaurante mejicano estupendo. Las quesadillas están riquísimas, estamos de muy buen humor y lo celebramos con un par de cervezas.
Llegamos hacia las nueve menos cuarto. Mi hermana nos espera en la puerta. La terraza es una maravilla pero nos resultan más atractivas las mesas del interior, no es frecuente que en Barcelona haga tanto frío. Tomamos algo más para calentarnos. El bar del Antic Teatre es realmente una institución, el ambiente es fenomemal, variopinto, colorido. Esta noche, con todo, está más sandunguero y efervescente, si cabe. Somos muchos los que tenemos ganas de cabaret.
La sala abre puntual. Nos sentamos en las últimas filas, como cuando éramos adolescentes, y observamos. El espectáculo también está en la platea y nos divierte mucho. Al cabo de poco rato, Eduardo Gión se levanta y se sitúa a la izquierda de la pantalla, en el escenario. No está nervioso, está contento, algo emocionado. Un sueño se hace realidad. Agarra el micrófono y nos presenta el documental que veremos a continuación, su documental sobre el transformista Madame Arthur. Después nos habla de lo que va a ser El desplume. Y es que una vez al mes, y hasta el próximo junio, la lentejuela y el ambiente canalla vuelven a Barcelona de la mano del Antic Teatre, sala activa y refrescante donde las haya.
En el programa de mano se anuncia que este cabaret ‘será una fiesta, un tributo a todos aquellos que lucharon por darle color a una Barcelona gris y asfixiada, la de los años sesenta y setenta.’
Vivan la lentejuela y la pedrería fina, así como toda aquella actividad que nos quite de la cabeza la Barcelona del otro desplume, la de los recortes en cultura, de los teatros mutilados y los ERES temporales. También la que tiene que ver con la de la ola de malas noticias futuras que flotan en el ambiente, y que vuelan como pájaros de mal agüero en círculos amenazando con precipitarse sobre cualquiera de nosotros. Bienvenidos sean a nuestras vidas el maestro de ceremonias Víctor Guerrero, la vedette Christine, el bailarín Adrià García Pau, el humorista y cantante ‘picante’ Israel Samso, así como todas las estrellas invitadas que acogerán estas futuras veladas cabareteras. Bienvenida la honestidad y la diversión que se intuye que llevarán a escena.
Al terminar la proyección nos prometemos que el 27 de febrero volveremos al Antic, estemos donde estemos. Salimos convencidos de que el cabaret es, una vez más, más necesario que nunca.