Más allá del glamour
En casa, mientras cenamos, vemos ‘las noticias’. Es una herencia familiar, cenar acompañados de ‘las noticias’ de TV3. Las reconocemos como un miembro más del clan.
El pasado 15 de enero, después de los interminables minutos dedicados a los deportes, en el espacio reservado a la cultura se habló de la compañía de clowns Los excéntricos. Son noticia porqué se van a los Estados Unidos a trabajar durante una temporada. En la pieza elaborada por la televisión autonómica, Marceline y Sylvestre –sin Zazá, faltaba el tan entrañable como delirante tercer miembro del grupo- hablaban de su pasado y de su presente, así como de la ilusión que les generaba su próxima aventura americana. Al terminar el espacio, la voz en off que acompañaba la noticia relataba que ‘lo que empezó como una actividad bohemia y de calle, ha acabado obteniendo el reconocimiento oficial.’
Entenderán que para alguien que se dedica a las Artes de Calle dichas palabras resulten, cómo mínimo, chocantes. Uno está acostumbrado a valoraciones como esta, y a tantos prejuicios como se quiera, pero no tanto a que vengan de medios de comunicación públicos.
Respeto la actividad bohemia –incluso todo lo decimonónico que desprende el término-, ¡viva la bohemia!, pero las profesiones asociadas a las Artes de Calle son tan bohemias como pueden serlo otros muchos oficios.
Duele ver cómo hoy día esta disciplina continúa generando tantos prejuicios. Uno tiene la sensación de estar sembrando en un campo de piedras. Qué duro resulta que los medios de comunicación, a los que se supone conocimiento y respeto por los contenidos, sitúen la actividad artística callejera alejada del ‘reconocimiento oficial’.
Dramatismo a parte, tiene bastante de utópico preguntarse por una prensa especializada en Artes de Calle -sobre todo en un momento en el que la crítica teatral, las artes escénicas y, en general, la cultura pierde peso en los medios de comunicación-. Pero ¡cuánta necesidad tenemos de comunicadores experimentados y críticos! Profesionales capaces de superar la comodidad de la recepción en una sala cerca de casa y aceptar las necesidades de recepción poco convencionales de esta disciplina.
Tenemos mucho trabajo por delante. Los que formamos parte de la familia de las Artes de Calle somos conscientes de ello. Se trata de una disciplina tan exigente para el artista, como para el público, el programador o el comunicador. Con todo, existen creaciones y creadores interesantísimos por descubrir, reivindicar y dar a conocer. Hablemos de ellos, así como de festivales, rutas y circuitos nacionales o internacionales en los que la participación de muchos artistas callejeros pasa completamente desapercibida. Señoras y señores, existe arte más allá del glamour.