Tardes de domingo
Es domingo. Llueve, las rachas de viento no ayudan demasiado. El tono de la tarde es de un gris de baja intensidad que tampoco sube el ánimo ni propicia ningún plan que no sea quedarse en casa. No me resigno a pasar el domingo tirado en un sofá.
«Nuevamente ante ti, fascinado». Así se titula el espectáculo que repone Dani Abreu en Bilbao. La verdad es que si no fuera porque se la ha ocurrido a él, yo mismo le dedicaría este título al propio Dani: «nuevamente ante ti, ¡fascinado!». Nacido en Santa Cruz de Tenerife, bailarín y coreógrafo afincado en Madrid. La contemporaneidad, la animalidad y el instinto están presentes en su obra desde una honestidad y una coherencia brutal. Una trayectoria con más de 25 coreografías que han ido conformando un lenguaje propio lleno de imágenes en acción discurriendo por esas fronteras sutiles entre la danza y el teatro. La suma de sensibilidades y la integración de diferentes formas de entender el lenguaje contemporáneo ha sido una constante en la forma de crear de Dani Abreu.
Fiel a su estilo, en «Nuevamente ante ti, fascinado» aparecen los signos de identidad de la compañía. En esta ocasión, la colaboración es con el argentino Roberto Leal, actor, director y profesor de teatro afincado en Galicia. El trabajo es una performance de imágenes entre el teatro y la danza, que coloca al espectador ante la belleza de lo grotesco, de lo fuera de norma. Contrapone la esencia ante la forma, ante el envoltorio. Coloca al espectador ante la obligación de discernir entre la apariencia y la realidad; entre el interior y el exterior; entre la superficialidad o lo profundo. Le fuerza a tomar a una opción, la indiferencia no cabe, no tiene lugar en esta tarde de domingo. Roberto Leal interpreta unos parlamentos de una manera magistral mientras el movimiento y la danza corren a cuenta de Abreu.
Con una estructura narrativa no convencional van mostrando cuadros de acción que les permiten ir repasando y desgranando los temas de una manera íntima, sensible, delicada, suave buscando generar contradicciones en los espectadores que asisten a la pieza con un respeto cercano o con una distancia razonable desgranando cada significante, traduciendo cada gesto, sintiendo cada momento. No puedes quedarte fuera. No puedes abstraerte, no da tiempo. Comienza el espectáculo con el desnudo de Roberto que da paso a una coreografía de Daniel, luego una escena repetitiva en la que Roberto canta, Dani expresa la animalidad del ser humano desde el fondo de la escena… y así una por una, con un cuidadosa y sobria puesta en escena se van planteando los distintos conceptos: descanso / lucha, animalidad / humanidad, fealdad / belleza, amor / desamor… Un juego escénico que plantea la necesidad de los contrarios, de la complementariedad de las cosas, que busca los límites de los protagonistas y que propicia el mestijaze entre el texto y el movimiento como metáfora escénica sobre la realidad y la apariencia, sobre la percepción de la realidad y la realidad misma.
Un espectáculo precioso en La Fundición de Bilbao con una programación que busca la interrelación de los distintos lenguajes y acerca las nuevas tendencias y la investigación escénica al espectador. La Fundición nos puede alegrar una y muchas tardes de domingo.