El Hurgón

Leyendas mexicanas

No nos es permitido a quienes escribimos para este periódico de las Artes Escénicas hacer comentarios carentes de justificación, y con los cuales se quiera exaltar a alguien, porque pueden ser utilizados para generar tráfico de influencias, o para hacer intercambio de menciones, o para crear una sociedad de elogios mutuos, y por tal razón nos apresuramos a afirmar que hemos decidido escribir sobre la experiencia que a continuación expondremos, por considerarla consecuente con lo que siempre hemos creído que debe ser el objetivo de la narración oral, como es refrescar la historia de la vida cotidiana para preservar la memoria colectiva.

México es un país en el que cada habitante da la impresión de llevar la enseña patria incrustada en sus sentimientos, y por eso no es extraño que exista una corriente cuya tendencia es proteger el patrimonio cultural.

En el reciente viaje que hicimos a dicho país tuvimos oportunidad de abrir nuevos caminos, a través de los cuales pudimos descubrir hechos que no habíamos percibido en viajes anteriores, quizás porque nuestra mirada se ha vuelto más aguda con el tiempo y porque además en esta ocasión llevábamos un objetivo de búsqueda, que nos permitió ampliar nuestra percepción y lograr un mejor acceso al conocimiento de lo que buscábamos, y como nuestra actividad principal es la promoción de la narración oral, nos dimos a la tarea de averiguar sobre el desarrollo de ésta en México.

Pero no vamos a hablar en esta ocasión de cómo se ejercita la narración oral en general en México, porque esperamos ocuparnos del tema cuando empecemos a escribir una serie de notas, por país, sino de una experiencia cuyas primeras manifestaciones tuvimos oportunidad de conocer hace más de veinte años, y del proceso que posteriormente ha continuado quien tuvo la idea de crear aquello sobre lo cual vamos a hablar, hasta convertirlo en un referente vivo de testimonio cultural, y a lo cual dio el nombre de Leyendas Mexicanas, y cuyos objetivos principales son mostrar a propios y extraños el acervo de tradición oral, y velar por su conservación a través de la escritura y de la activación del relato oral en muchos espacios de la Ciudad de México apropiados para generar un ambiente de misterio mientras se cuenta una leyenda.

Leyendas Mexicanas es un proyecto, ya hecho realidad, cuyo origen seguramente tuvo la misma visión de muchas expresiones de narración oral que hicieron explosión en América Latina, durante las dos últimas décadas del siglo pasado, y cuyo objetivo fue abrir espacios para la expresión de las cosas tradicionales y sencillas, y de los relatos de la misma laya, de los cuales no se ocupan los grandes medios, debido a que se mantienen muy atareados replicando lo foráneo y consolidando la ideología de otros intereses.

El proyecto Leyendas mexicanas (y lo llamamos proyecto, porque está en permanente movimiento), tiene como otro de sus objetivos evitar que la historia antigua de México se estanque en los museos, porque deambula por muchos lugares del sector histórico de la ciudad apoyado por narradores orales, cuyo número está siempre en crecimiento, sorprendiendo a propios y extraños con los relatos, que no son siempre los mismos, porque en nada se parecen a los que suelen hacer los generadores de discursos para turistas en lugares de interés histórico, porque éstos son relatos que se mueven y se van enriqueciendo con la creatividad de quienes los cuentan y la imaginación de quienes los oyen.

Desde hace un buen número de años, Jermán Argueta, el impulsor de esta idea percibió que los ambientes históricos adonde no se haga uso de la memoria activa, es decir, adonde siempre se cuenta lo mismo, están expuestos a la tergiversación, o simplemente van perdiendo personalidad, y por esa razón tuvo la ocurrencia de sacar a pasear por las calles del centro histórico del Distrito Federal esas leyendas, evitando que el relato de las mismas se convirtiera en una cátedra disimulada de historia, y pudiesen llegar a la gente como un nuevo descubrimiento, pues éste entiende, como antropólogo que es, la fuerza de la histórica cuando ésta se mueve dentro del relato, pues es conocido que en todo relato perviven elementos de la vida cotidiana, cuya remembranza puede enseñar más que la lectura de la historia oficial.


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