De Grecia el Teatro

El año de las Epopeyas Griegas

Este año, se podría llamar «cuarto año consecutivo de recesión» o «año de los récords en las tasas de desempleo en los países del Sur de Europa». Sin embargo, para la escena teatral griega es, sin lugar a dudas, «el año de las epopeyas». Y es que, después de la exitosa coproducción de la Odisea entre el Teatro Nacional Griego y el Piccolo Teatro de Milán, dirigida por el director estadounidense Robert Wilson, se está preparando la adaptación para la escena del otro poema más antiguo de la literatura occidental, de la Ilíada, bajo la dirección de Stacis Livacinós, uno de los directores de escena más destacados de Grecia.

Hay que subrayar que el poema de Omero, compuesto en hexámetros dactílicos y que consta de 15.693 versos, divididos desde la Antigüedad en 24 cantos o rapsodias, nunca antes se había presentado íntegro en escena. Y es que Stacis Livacinós, que con su adaptación para la escena de «El Idiota» de Fiódor Dostoyevski en el Teatro Nacional Griego, había marcado un antes y un después en el teatro griego, dirigirá las 24 rapsodias, en un montaje que se presentará en el marco del Festival de Atenas, una institución que bajo la dirección artística de Yiorgos Lucos, ha contribuido muchísimo al enriquecimiento del panorama teatral griego en estos últimos años.

Según la producción, se trata de una empresa muy difícil y muy ambiciosa, «pero en una época como la actual, la valentía constructiva y el riesgo fecundo han de constituir las prioridades principales a la hora de producir arte», nos dicen los integrantes de la obra.

Yolanda Marcopulu, una joven directora que encabeza el equipo de producción, dijo a un servidor: «Queremos dirigirnos al mundo partiendo de un texto que constituye el alma de la antigua civilización griega y de la civilización occidental a la vez. Se trata del poema de los poemas, un poema con una connotación muy griega y al mismo tiempo muy universal». A la Ilíada, una obra clásica y representativa de la sublime civilización griega de la Antigüedad, se le acerca con una mirada artística contemporánea. La propuesta está basada en esta mezcla entre clásico y contemporáneo: «Queremos conseguir el perfecto y original equilibrio entre el lado clásico y la mirada contemporánea, a fin de acentuar la emoción sensacional y espiritual del espectador actual, sin despreciar el peso y la posición que ocupa la obra en la herencia de la cultura griega, y por extensión, de la cultura occidental», leemos en el folleto de promoción de la obra.

En el período de vacas flacas por el que estamos atravesando, la Cultura no cuenta con ayudas estatales, por lo que la productora, junto con el director y su compañía, optan por actuar por su propia cuenta, estando convencidos de que su proyecto contará con el apoyo merecido. Según los integrantes de la producción, «en un momento en el que Grecia se encuentra en el punto de mira de los medios y de los gobiernos de todo el mundo, por motivos no tan positivos, es muy importante dar prioridad a la creación cultural contemporánea, para demostrar contundentemente que en nuestro país se produce arte original y de alta calidad, y además, a partir de textos fundamentales de nuestra Tradición y de la Tradición del mundo occidental en general». Y a continuación dicen: «Ya ha llegado la hora de dar a conocer a Europa y a todo el mundo el papel fundamental que puede desempeñar nuestro país a nivel mundial, a través de proyectos como éste».

La producción coloca el listón de las ambiciones muy alto. Y es que se ha fijado el objetivo de llevar el espectáculo en gira por Grecia, los EE.UU., América Latina, Rusia, los Balcanes, y cómo no, los festivales más importantes de Europa. Y la verdad es que al fijarse uno en el elenco de actores e integrantes de la producción y en el tiempo que llevan ensayando, todo indica a que no es para menos.

En chino, la palabra «crisis» se escribe combinando dos ideogramas: el ideograma para el «peligro» y el ideograma para la «oportunidad». El director Stacis Livacinós, que había sido director artístico de la Escena Experimental del Teatro Nacional Griego desde 2001 hasta 2007, tiene las ideas claras al respecto: «La madre crisis había empezado (desde hace mucho tiempo) a suministrarnos generosamente con toda aquella energía anímica y todos aquellos trastornos que hacen de cada obra de Arte algo auténtico. Como pueblo, estamos atravesando por un momento histórico fértil e interesante, escondido debajo de una capa falsa de Decadencia. «Todo es vano», decía alguien, «tenemos que irnos de aquí»… Soy de los que se van a quedar, al darme cuenta de que nuestra actualidad cultural no tiene nada que ver con la económica. La bola en la ruleta de nuestra cultura está girando botando como loca, y aunque sea de forma caótica, desordenada y convulsiva, lo importante es que no para de girar, y eso en dirección contraria, comparado con la ruleta de la actualidad cultural europea. Hay que actuar ahora, que somos «el tema» en la agenda europea, ahora que está girando, para que caiga en un número rojo, porque si no, caerá en el cero…»

No cabe la menor duda de que hoy, más que nunca, la Cultura constituye la única arma para frenar la caída libre moral y la depresión colectiva de la que estamos sufriendo como país. La Cultura, y sobre todo proyectos de este calibre y de estas características pueden reactivar e inspirar una sociedad desencantada, desanimada, una sociedad que ha perdido el rumbo. Y todos nosotros, vivamos donde vivamos, tenemos que apoyar con todas nuestras fuerzas este tipo de proyectos. ¡Luchemos por las epopeyas!


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