Teatro de la Juventud de Ljubljana
La preciosa ciudad de Ljubljana, al lado del río Ljubljanica y rodeada por los Alpes, con sus 280.000 habitantes es una de las capitales europeas más pequeñas, pero acaso una de las más dinámicas del continente. En 1918, con la caída de la monarquía austro-húngara se convirtió en la capital de Eslovenia formando parte de Yugoslavia. Tenía su propia Filarmónica en 1701, en 1919 se fundó la Universidad Nacional y en 1938 crearon la Academia Eslovena de Ciencias y Artes. La tradición teatral también es muy rica: el Teatro Nacional de Ljubljana dedicado al drama, el Glej Teatro, el más antiguo teatro independiente de Eslovenia, la Opera y Ballet de la ciudad, La Casa de los Niños y las Artes y el Teatro de la Juventud Eslovena, Mladinsko Theatre. A este último le vamos a dedicar las siguientes líneas.
Mladinsko Theatre fue fundado en 1955 como el primer teatro profesional para niños y jóvenes en Eslovenia. En los años 80 se fue transformando en un teatro contemporáneo destinado a la audiencia joven, en una línea de investigación interdisciplinar y de agitación política. El Teatro Mladinsko cambió su nombre por el de Slovensko Mladinsko Gledališče (Eslovenia Youth Theatre). La historia de Mladinsko Theatre es un extraordinario mapa en relieve de las prácticas teatrales contemporáneas de los reformadores del teatro esloveno de la segunda mitad del siglo XX. La llave en mano para la investigación y el establecimiento de la marca bajo la cual Mladinsko se conoce hoy en Europa y en el mundo, se produjo con el dramaturgo esloveno Dominik Smole, quien asumió el cargo de director general. Hoy día es un laboratorio conocido por la poética innovadora de varios jóvenes directores. Mladinsko implanta en la ciudad una práctica teatral diferente basada en nuevos paradigmas visuales, en originales puntos de vista sobre los clásicos, y en un tratamiento del espacio abierto… En Mladinsko Theatre todo los artistas están al servicio del espectáculo total. Actores y actrices, directores, coreógrafos, músicos, iluminadores, escenógrafos al servicio de una dramaturgia de investigación y desarrollo con el fin de crear un nuevo espectador. El espectáculo «El enemigo de clase» fue un punto de inflexión hace treinta años porque sorprendió por su perfeccionada y descabellada poética. Creó contradicciones entre la estética y ética. Posteriormente con la puesta en escena de Tomaž Pandur de Scheherezade por Ivo Svetina, y antes de eso, la estadificación del Taufer de Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll se hizo evidente que se están formando nuevas tácticas estéticas en el teatro esloveno.
Tuve la fortuna de poder disfrutar de cinco espectáculos de Mladinsko Theatre no hace mucho. Entre ellos, «El enemigo de clase» reestrenado con la mitad del elenco original. Todas las propuestas fueron interesantes. «El inocente» (1976), por ejemplo, es la obra final del gran cineasta Luchino Visconti. El triángulo íntimo se produce en las villas de la aristocracia romana, donde la decoración está cuidadosamente elegida, en la atmósfera sensual de los palacios nacionales italianos, donde los héroes de Visconti en trajes de lujo, en la distancia altiva de sus propios mundos emocionales, parecen estar congelados en el tiempo. Un triángulo amoroso que da un vuelco a sus vidas que no pueden controlar. También me permito destacar «¡Maldito sea el traidor de su patria!» Su director Oliver Frljić plantea un conflicto sobre la identidad eslovenia en confrontación con la influencia Serbia que adquiere en nuestro entorno un interés especial. Es una inquietante performance escénica, a veces incluso chocante. Utilizan traumas de guerra y políticos para hacer preguntas universales acerca de los límites de la libertad artística y social, la responsabilidad individual y colectiva, la tolerancia y la convivencia.
La concesión del título honorario y el premio europeo Embajador Cultural que recibió en 2008 por la Comisión Europea fue el espaldarazo definitivo para convertir a Mladinsko en el representante del teatro esloveno en el mundo. Mladinsko Theatre ha sido, es y seguirá siendo un organismo teatral que mira hacia el futuro con el fin de reflejar en su teatro un presente invisible.