Kaïros, Sísifos y Zombis/Óscar Gómez Mata-L´Alakran
Un fogonazo de conciencia entre dos tiempos muertos
El autor, actor, director y escenógrafo Óscar Gómez Mata, nacido en San Sebastián en 1963, se forma en el Théâtre du Mouvement de París y en la escuela de Serge Martin en París y Ginebra. Junto con Esperanza López y Ana Pérez, funda en 1986 en Irún el grupo teatral Legaleón-T, que se dará a conocer en Madrid en los años noventa con el montaje de La esclusa de Michel Azama en la Pradillo, la corrosiva puesta en escena de un ¡Ubu! inspirado en el de Alfred Jarry, que se paseará por toda España acumulando galardones o, a partir de mediados de la década, sus actuaciones en la terraza de verano de la sala El canto de la cabra.
Instalado en Ginebra desde 1995, Óscar Gómez Mata será artista residente del Théâtre Saint-Gervais de dicha ciudad de 1999 a 2005 y del Théâtre des Subsistences de Lyon en 2006. Aunque continúa colaborando con Legaleón, en 1997 crea su propia compañía en Ginebra, L´Alakran, montando con ella más de doce espectáculos hasta la fecha. En la actualidad, L´Alakran está concertada con la República y el Cantón de Ginebra, con el Ayuntamiento de Ginebra y con Pro-Helvetia, Fundación Suiza para la Cultura; sus últimas obras han sido coproducidas por instituciones como la Comédie de Genève o el Centre Pompidou de París.
La obra que ahora nos trae L´Alakran al festival, Kaïros, Sísifos y Zombis, producida en 2008 y presentada en el Festival de Aviñón de 2009, es bien característica de la forma de hacer de la compañía y no es difícil darse cuenta de que la clave de su éxito reside en su proximidad con el público. Formado en el arte del mimo, del payaso y del circo, el equipo actoral vasco-suizo que interpreta la obra – en el que participan Esperanza López y el propio Gómez Mata – compone un conjunto muy homogéneo que se relaciona con el respetable de una manera de lo más «natural»: dirigiéndose a él directamente, tratando de explicarle de qué va la cosa o respondiendo a sus preguntas cuando las hay. Como en un espectáculo de varietés, que es lo que el director pretende que sea, todo está estructurado por «números» o «sketches», cada uno con su propia entidad aunque responda, como también ocurre en la revista, a un tema de carácter general.
El que aquí nos propone Gómez Mata en su intervención en el vídeo inicial se inspira en el ritual del vudú y la cultura griega antigua y no deja de tener su intríngulis. Por de pronto, nos hace saber que los allí presentes, troupe incluida, somos Zombis, es decir, pertenecemos a esa cinematográfica legión, hoy a la moda, que se debate entre la vida y la muerte sin saber muy bien a ciencia cierta cuál es su estado en cada momento de su ser (o no ser). Por ejemplo, ¿estamos vivos o difuntos cuando consumimos en un gran almacén? El segundo elemento del triplete, el Sísifo, proviene de la mitología helena y también se relaciona con los muertos: por resistirse a regresar al Hades sufrió el castigo de subir una pesada roca hasta arriba de un monte, que la piedra cayera desde allí y tuviera que empezar de nuevo desde entonces por los siglos de los siglos amén. ¿Cuántos no hacen así toda su vida? Y para completar la terna, ahí está la figura del Kaïros, ese joven efebo con alas en los pies que simboliza el momento oportuno y que nunca hay que dejar pasar sin llevarse un mechón de su pelo, sin aprovechar esa «oportunidad» que tan raras veces se presenta y que siempre solemos perder. En definitiva, nos dice Gómez Mata, «somos zombis inconscientes, volvámonos zombis conscientes, agujereemos la realidad: detrás del agujero está TODO. En kaïros es lo que ves, ves TODO».
Pero no hay que asustarse, esta filosofía no se nos va a impartir a palo seco. Al contrario, los componentes de L´Alakran van a intentar administrárnosla no a golpe de discursos farragosos sino usando una serie de ejemplos muy visuales y concretos: la mujer que va cargada de paquetes sin darse cuenta de que de nada sirve poseer a la hora de enfrentarse a la pelona; esa otra, catalana de pro, que, como nadie recoge su billete, que ha dejado en el suelo, hace que se orina en escena para llenarlo todo de excrementos; Gómez Mata y Valerio Scamuffa enseñando las partes y dando saltos como críos mientras llenan unos globos de helio; Michèle Gurtner – una clown asombrosa – sometiendo a una interviú surrealista al vendedor maliense de rosas o exponiendo ante el público la abismal diferencia entre lo que cobran los artistas y el presupuesto del festival; o el intento de la compañía de encontrar respuesta a la pregunta clave, «¿Qué hacemos aquí?», a base de jugar a cara y cruz y manipular el I Ching. Todo ello acompañado de algún experimento de física recreativa como la pelota de ping-pong que flota ingrávida sobre el retrato de Charles Dullin, gurú de Gómez Mata, o el «constructo» de mesas que, debidamente colocadas y tras varios rebotes, debería mandar dentro de un cubo «ad hoc» las bolas que le lanza un ingenio mecánico (cosa que, por lo general, no ocurre).
Kaïros, Sísifos y Zombis es una reflexión ética, política y social sobre nuestra condición postmoderna que, a pesar de perseguir tan altos vuelos, L´Alakran nos plantea sin afectación ni petulancia alguna sino más bien con ese tono un tanto chasqueado, socarrón y sarcástico que emana la figura de su director. Como estamos en plena y enloquecida bufonada, más que hablar de «performance», con toda la carga teórica que el teatro moderno le da al término, se trataría en este caso de una serie de «happenings», desplegados a toda pastilla para sorprender, ilustrar y entretener al público. Y tomarle el pelo alguna vez como cuando, a la mitad de la función, Gómez Mata desaloja la sala «manu militari» y le manda a escribir un haiku japonés por los pasillos. Y es que todo sucede como un juego que el espectador, divertido, acepta sin chistar. Claro que a veces hay que ponerse serio y el director lo hace cuando, solo en escena, nos dice lo que él piensa sobre el nuevo proyecto de ley de Educación y quienes lo promueven al dictado curil de las sotanas. Un momento «kaïros» que nos recuerda que, a la hora de denunciar el atropello y la injusticia, el teatro no cuenta con los variados niveles de significación que tiene el cine, sino que sólo queda tirar para el proscenio, abrir la boca y darle rienda suelta a la indignación (como lo hacía el teatro independiente en el tardofranquismo).
Un teatro fragmentario como lo es nuestro tiempo, en el que palabra y movimiento se conjugan para construir una cualquiera de las múltiples «realidades» posibles, y que se desarrolla en tiempo presente: un fogonazo de consciencia entre dos tiempos muertos como, según nos dice Gómez Mata, le ocurre al caracol, zombi ejemplar. Ése es, para disfrute y diversión del público, el que trajo L´Alakran a la Pradillo.
David Ladra
Título: Kaïros, Sísifos y Zombis (Kaïros, Sisyphes et Zombis) – Autores: Peru C. Sabán y Óscar Gómez Mata – Dirección y concepción: Óscar Gómez Mata / L´Alakran – Intérpretes: María Danalet, Óscar Gómez Mata, Michèle Gurtner, Esperanza López, Olga Onrubia, Valerio Scamuffa – Vestuario: Isa Boucharlat – Creación luz: Michel Faure – Creación sonido: Serge Amacker – Coproducción: Compañía L´Alakran, Comédie de Genève – Centre Dramatique, Espace Malraux, Scéne Nationale de Chambéry et de la Savoie – Teatro Pradillo, del 16 al 18 de mayo