Otras escenas

‘Ponte en mi pellejo’

Ponte en mi pellejo es un taller – instalación escénica en la que la compañía mexicana Teatro Ojo lleva trabajando varios años. Tuve el honor de conocer a los integrantes del grupo el pasado noviembre en la Muestra nacional de artes escénicas que se llevó a cabo en San Luis Potosí, pero no fue hasta el pasado fin de semana que pude apreciar el trabajo de este colectivo en directo, programado en la sala taller del Matadero, dentro del festival Fringe Madrid, y darme cuenta de la fuerza que tiene.

Nos contaba Héctor Bourges, uno de los responsables de la compañía, que el proyecto se llevó a cabo por primera vez en Suiza, que después viajó a Grecia y que posteriormente se trasladó a España. En cada medio la aventura se contagia de la realidad en la que se sumerge. La historia reciente de cada sociedad, las preocupaciones de sus ciudadanos, sus inquietudes o anhelos más profundos son capturadas directamente de la piel de modelos de carne y hueso que se prestan a colaborar con el colectivo mexicano.

Ponte en mi pellejo se inspira en la figura de la deidad azteca Xipe Tótec, nuestro señor el desollado o el desollador, figura que se desprendió de su dermis para alimentar a la humanidad –dicen que al igual que lo hace la semilla del maíz al desprenderse de su piel al germinar o a la hora de convertirse en alimento-. En los rituales asociados a Xipe Tótec, en los que las víctimas sacrificadas eran despellejadas, los sacerdotes vestían las pieles de los inmolados y llevaban a cabo rituales relacionados fundamentalmente con la fertilidad.

Durante las dos semanas que dura aproximadamente el taller, los voluntarios de cada lugar prestan su cuerpo para realizar un molde de yeso, una estructura que servirá para poder elaborar una piel de látex que posteriormente podrá ser vestida, usada, compartida. A la memoria física de los modelos transportada al látex se le suman los rincones del mapa emocional que la piel no llega a recoger, un espacio que se trabaja mediante acciones posteriores. Los modelos de Madrid eran una pareja desahuciada.

Durante la estancia de la compañía en Grecia, una mujer que participó en el proyecto lanzó su piel desde la colina de la Acrópolis. Se quitó los zapatos y los dejó donde otros tantos lo hicieron antes que ella y arrojó sus recuerdos tomados por el látex al vacío. Otro modelo mandó su piel bien empaquetada a la directora del Fondo Monetario Internacional. Héctor nos mostró orgulloso el acuso de recibo.

En la parte central de la sala taller, tendidas en el suelo, se secaban parte de las piezas de escayola elaboradas en Madrid. En un rincón de la estancia el equipo de Teatro Ojo ultimaba los preparativos para verter el látex a los moldes. En otra esquina un experto narraba el origen de Xipe Tótec a un grupo de atentos visitantes. Y en una mesa al fondo se invitaba a los asistentes a completar el proceso dando ideas, proponiendo acciones relacionadas con las pieles todavía por componer, a participar, en definitiva, de la realidad que compartimos de manera crítica. El bolígrafo estará en aquella mesa de la sala taller del matadero hasta el sábado 27 de julio. Apresúrense los interesados.


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