En busca del público
El de la ausencia del público en determinados espectáculos relacionados con las Artes Escénicas sigue siendo un tema vigente, y creemos que se debe fundamentalmente al desconocimiento del mismo, porque el público está ahí, expectante, presto a acudir a llamados que le digan algo, o que simplemente le ayuden a apartar de su camino las grandes angustias que provoca la competitiva vida contemporánea.
El problema se ha incrementando debido a nuestra costumbre de resolver las dificultades con lamentos, y no adicionarles a éstos procesos de estudio que conduzcan a entender las razones por las cuales se da el fenómeno de la ausencia de público, porque no podemos resolver el asunto asumiendo que los del otro lado, es decir, los entretenedores, tienen todas las garantías y por eso están avanzando en el avasallamiento del público, aunque sabemos que tienen un espacio preferencial en los medios, porque con sus actividades ayudan a desviar el sentido social del acontecer cultural.
El sector de las Artes Escénicas dedicado exclusivamente a entretener a la gente ha conseguido atraer grandes masas, contribuyendo de esa manera a la consolidación de nuevos conceptos acerca del arte y de la actividad cultural, relacionándolos con la distracción y el rendimiento económico, con lo cual, quienes aún hacen Arte Escénico creyendo en su utilidad para interpretar la realidad y convidar al espectador a reflexionar sobre su circunstancia se hallan en desventaja.
Sabemos que el juego está inserto en la naturaleza humana y que por ello, una actividad cargada de elementos divertidos prevalece sobre cualquiera otra, máxime si ésta exige un esfuerzo reflexivo; pero también debemos saber que el ser humano es objeto de preocupaciones existenciales, y que donde encuentra respuesta a ellas, también estará presente.
¿Qué están haciendo los promotores de Artes Escénicas tentadoras del pensamiento, para conocer las tendencias del público?
Conocer al público significa abordarlo, no con sentido utilitario y económico para justificar un proceso de gestión, sino para saber de sus opiniones, sus ideas, sus afectos, sus ilusiones, sus temores. Conocer al público es también ser consciente de la constante variación ideológica del ser humano, de acuerdo con el estímulo material de la sociedad, y también saber que la velocidad con que se produce dicha variación es directamente proporcional a la cantidad de estímulo que recae sobre el individuo, y por lo tanto, la controversia entre quienes crean espacios de entretenimiento y los que diseñan los destinados al pensamiento, debe dirimirse con estrategias cuyo punto de partida sea la observación constante del individuo en función de su desarrollo dentro de la sociedad.
Sabemos que uno de los deseos permanentes del ser humano es la diversión y la búsqueda de una libertad sin compromisos, porque esa formación está incluida en la educación diaria; pero quizás no sabemos bien qué hay dentro de él, cuyo descubrimiento puede llevarlo a asumir otra posición sobre la sociedad y su relación con ella, porque la mayor parte de las propuestas que se desarrollan para estimularlo son copias de actividades consideradas exitosas, simplemente porque la gente acude en masa a ellas.
¿Adónde está el público? El púbico está ahí, pero debemos atraerlo haciendo con él un pacto de respeto mutuo, porque el público no es tan tonto como solemos creerlo, porque lo vemos asistir en masa adonde le brindan diversión.