Las cosas también tienen mamá/La Mona Ilustre
Coreografía para marionetas
Nave 73 (Palos de la frontera, 5) es una sala madrileña de reciente apertura que durante el mes de octubre está ofreciendo diversos espectáculos de la mano del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT) de España. La programación se enmarca dentro del breve Festival IV Americana que está compuesto por «La razón blindada» de Arístides Vargas, «La biblioteca de Scardanelli» de Hernán Gené, «Juan Salvador Tramoya» de la compañía chilena La Mona Ilustre quien también firma «Las cosas también tienen mamá», que comentaré a continuación.
El juego de «Las cosas también tienen mamá» da la sensación de transcurrir en un desván abigarrado de los objetos más diversos en desuso. Unos seres grandes, los personajes representados por actrices, conviven en un universo mágico y entrañable con otros seres más pequeños que a veces son sus dobles en forma de muñecos. Los baúles, los cajones, las mesas y armarios parecen ser múltiples al cambiar de posición. Toda la escenografía es practicable formando una especie de escultura dinámica que sorprende por su imaginario simbolismo y por su versatilidad funcional.
El espectáculo, aparte de un texto áspero, parece describir una danza precisa y meticulosa de objetos y personas, de escenografía y marionetas, de atmósferas y emociones. Y es que, las cuatro actrices son marionetas de sí mismas, y al tiempo manipuladoras de sus dobles en miniatura, de los objetos y de los elementos escénicos. Es entonces cuando el baile se complica porque a veces tres actrices han de mover una marioneta que, a su vez, representa diversos personajes según la ocasión. En este contexto, personajes y marionetas interactúan e intercambian roles en un juego escénico admirable por su sincronía y precisión.
El trabajo de La Mona Ilustre raya la perfección escénica encajando intérpretes y objetos en una especie de rompecabezas que se arma y desarma según convenga para la historia que se quiere contar. Al igual que pudiéramos apreciar hace unos años en «Los peces no vuelan», anterior montaje de esta compañía, el juego escénico adquiere dimensiones coreográficas con movimientos y texturas complejas que son resueltas con absoluto esmero y exactitud.
En «Las cosas también tienen mamá» de Andrea Gutiérrez con aportación colectiva, la historia se adentra en los estadios de la fantasía y de la memoria personal aderezada con reminiscencias de un drama rural.
Juliette Jacquot, la protagonista, vuelve a la casa de su infancia tras veinte años de ausencia. Juguetes, muebles y muñecos le hacen revivir un pasado dramático marcado por una sociedad matriarcal. Un padre aventurero marino vive ausente y apenas ha dejado un recuerdo y un enigma. «El verdadero tesoro brilla en la oscuridad, en los momentos de mayor dificultad».
La madre y la abuela viven el rencor de haberse casado a su pesar. Las habladurías de la gente de la aldea condicionan actitudes, silencios y decisiones. Quizá por eso se marchara Juliette, quizá la asfixia del pequeño lugar hace que la madre y la abuela desconfíen de todos, quizá una leyenda perversa sobre la familia ahoga a Juliette, quizá todo haya sido un mal sueño o un recuerdo que no ha encontrado solución.
La obra traza una metáfora acerca de la soledad, del abandono del mundo rural. Habla de espacios perdidos y olvidados, de raíces antropológicas alejadas de la urbe. Hay rescoldos del pasado, de historias personales, de añoranzas infantiles que marcaron toda una vida. La obra recupera los ancestros olvidados por la civilización.
Manuel Sesma Sanz
Espectáculo: Las cosas también tienen mamá – Dramaturgia: Andrea Gutiérrez – Reparto: Emilie Urbas, Paula Barraza, Claudia Araya e Isidora Robenson – Diseño integral: Eduardo Jiménez – Música: Tomás Preuss – Vestuario: Hanne Geerts – Iluminación: Miguel Bregante – Dirección: Miguel Bregante – Compañía La Mona Ilustre – IV Festival Americana-CELCIT – Sala Nave 73, Madrid