Críticas de espectáculos

405/ Marilia Samper/arte&desmayo.

Reinventarse para sobrevivir

La soledad, una infancia insatisfecha, la expectativa por un futuro mejor, las carencias afectivas, las fantasías inconfensables, la insatisfacción personal, la espera, la ilusión. Cada individuo somos fruto de un pasado y albergamos unos componentes que marcan nuestro presente junto a otro ingrediente irracional –porque no somos capaces de controlarlo– que es la casualidad.

Marta Samper, autora de «405» que se está representando en la sala arte&desmayo de Madrid, parece que parte de esas circunstancias sicológicas para desarrollar la idea que transforma la casualidad en causalidad. Desde esta perspectiva, plantea paliar la realidad a través del juego de la invención.

En «405», un hombre y una mujer coinciden en la misma habitación de un hotel. Ambos, en principio, se consideran legítimos inquilinos; alegan la fecha de reserva, la primacía en el acceso a la habitación, ambos tienen la llave que les han dado en la recepción, cortesía,… por fin, acuerdan compartir la habitación civilizadamente. Ambos conciertan jugar a ser Leo y Ana, resuelven jugar una invención para sobrevivir a la situación.

Por supuesto, lo que en principio parece hostilidad mutua, con el paso del tiempo, se torna en compartir la intimidad hasta el punto de mostrarse como una pareja cotidiana con sus celos, pequeñas discusiones, cariños, chantajes afectivos, y reencuentros tiernos. Todo dentro de lo previsible en una pareja habitual.

Juanma Gómez ha dirigido con soltura y sin mucha complicación este texto que transcurre linealmente aunque se muestre multifragmentado. Los cuatro días de encuentro que narra la historia se exponen como pequeños flases –a veces fugaces– que ilustran un encuentro fantástico entre dos seres que parecen complementarse aunque solo sea en el juego convencional.

La puesta en escena que describe una tradicional habitación de hotel moderno se apoya en la palabra y en la magnífica interpretación actoral. Es decir, estamos ante un estilo naturalista que se acerca al realismo mágico debido tanto al desarrollo de la fantasía que propone el argumento, como al sorprendente final con el que, dicho sea de paso, discrepo. Desde mi punto de vista sobra el epílogo porque el final se hace unívoco; sin esa escena, la pieza quedaría abierta a la interpretación del espectador y la conclusión no sería sicológica, sino que propondría una profunda e interesante discusión sociológica de primera magnitud.

En cualquier caso, con uno u otro final, Elia Muñoz como Mujer y Carlos Lorenzo como Hombre solventan con absoluta verosimilitud tanto los respectivos personajes como los juegos de cada situación. Elia Muñoz se muestra dulce, frágil y elegante, contrastando con momentos llenos de fuerza dramática, manipuladora, fantasiosa y hasta sutilmente perversa. Carlos Lorenzo dibuja un Hombre débil, paranoico y lleno de sensibilidad.

Tanto Elia Muñoz como Carlos Lorenzo se acercan a ese difícil universo interpretativo de hacer creíble, sin afecciones ni imposturas, unos personajes de carne y hueso que están impregnados de humanidad. Más allá de la magia argumental, Mujer y Hombre, Ana y Leo, Elia y Carlos se reinventan en «405» para sobrevivir.

Sin duda, arte&desmayo propone un motivo amable para disfrutar de un excelente espectáculo, tomarse una copa y charlar con los intérpretes acerca de esa realidad que nos conmueve.

Manuel Sesma Sanz


Espectáculo: 405 – Autora: Marilia Samper – Reparto: Elia Muñoz y Carlos Lorenzo – Iluminación: Álvaro Gómez.

Vestuario: Reyes Carrasco – Espacio escénico y dirección: Juanma Gómez – Compañía: arte&desmayo.

Sala arte&desmayo de Madrid, fines de semana hasta finalizar enero próximo.


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