Velaí! Voici!

Balance parcial de un país de chiste

Siguiendo la costumbre de estas fechas de fin de año y sin voluntad de extraer conclusiones, podemos hacer balance del 2013. Una descripción general y, a la vez, parcial de algunas circunstancias contextuales dignas de un chiste malo.

Se acaba el 2013 y en las librerías del Estado Español el libro más vendido es el de Belén Esteban, la «princesa del pueblo», que a las pocas semanas de salida ya va por su séptima edición superando en ventas a best sellers consagrados como La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón o la trilogía Millennium de Stieg Larsson.

Paquirrín, asiduo en los programas televisivos y en la prensa rosa, saca una canción que está de primera en iTunes.

En teatro, inmune al 21% del IVA, «El Rey León» agota localidades y se convierte en un fenómeno turístico para todo aquel que visita la capital de España, antes o después de tomarse un «cup of coffe en plaza mayor», como vendía, en spanglish, su egregia alcaldesa, la Sra. Botella, cuando fue a defender una Madriz olímpica (sí, con «Z» final, como pronuncian nuestros políticos).

En el gobierno manda, por mayoría absoluta, un señor que hace unos años hablaba de hilillos de plastilina en estiramiento vertical para referirse al chapapote que vertía el petrolero Prestige, que causó una de las mayores catástrofes ecológicas de los últimos tiempos en este país.

Lo que no ha cambiado es la pasión futbolera y las manifestaciones religiosas masivas de la semana santa y de otras fiestas patronales. La gente sale a la calle a vitorear a sus equipos y a sus santos más que a manifestarse frente a la aprobación de leyes regresivas para los derechos humanos, como la reciente que prohíbe el aborto, la ley Wert, paradójicamente llamada de Calidad de la Enseñanza, y otros manejos de privatización de servicios públicos básicos que, después, pueden ser utilizados para lucrarse indiscriminadamente y convertirlos en negocios con los que enriquecerse unos pocos y someter a unos muchos.

La autodeterminación y la independencia de los pueblos, con economías sableadas en nombre de la solidaridad interterritorial española, y con sus lenguas y culturas minorizadas en pro de un afán centralista, son criminalizados y demonizados. Frente a la independencia de Catalunya, Galicia, Euskadi y otros territorios, se esgrimen argumentos demagógicos como «la unión hace la fuerza», amenazas de salir de la idílica Unión Europea, o se empuña como piedra de toque la sacrosanta Constitución, que sólo se puede tocar para asuntos referidos a los affaires monárquicos.

La monarquía católica nos gobierna inmune al paso del tiempo y de las corruptelas, como garante de una libertad de cuento, como símbolo de una democracia de pandereta y de mayorías absolutas que nunca son tales ni respetan a las minorías.

No hay dinero, por tanto hay que explotar a la clase trabajadora, despedirla o emigrarla. El invento de la crisis sirvió para ponernos en nuestro sitio, en la base de la pirámide social, aguantando a una clase privilegiada de oligarcas en su cúspide. A su servicio están una buena parte de nuestros representantes políticos, sobre todo los de esos dos partidos (bipartidismo español) que se alternan en el poder desde hace años.

La crisis fue un invento que logró hacernos retroceder en nuestros derechos laborales y sociales muchas décadas atrás. Mientras se cernía esa crisis sobre nuestras cabezas el comercio de lujo aumentaba sus dividendos. Ahora, por fin, según un alto cuadro directivo de Inditex, parece que ya hay indicios de crecimiento y de que estamos saliendo de la recesión, porque, a decir del dirigente de esta multinacional, los españoles han comenzado a comprar más en sus tiendas. El presidente del gobierno y su ministro de economía también confirman los buenos augurios para la rueda del consumo, que puede volver a acelerarse.

Las estéticas casposas de derechas pueblan escenarios teatrales y platós televisivos, con productos narcóticos que dan buen ejemplo del estilo de vida que nos mantenga sumisos a este sistema de valores.

Estética y ética se casan, son felices y comen perdices.

No obstante, la revolución puede dejar de ser un cuento el día que desafiemos los miedos y estemos dispuestas/os a cambiar. Xosé Manuel Beiras acaba de publicar un libro titulado EXHORTACIÓN Á DESOBEDIENCIA (Editorial Laiovento, 2013), y quizás, la desobediencia, pueda ser el camino.

¡FELIZ 2014, amigas/os!


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