El malentendido/Albert Camus/Eduardo Vasco
Retrato de la desesperanza
Jan marchó lejos de casa dejando atrás a su madre y a su hermana. Veinte años después regresa rico y felizmente casado al hotel que regentan para compartir con ellas su fortuna. Ninguna le recuerda y Jan se hace pasar por un cliente, lo que inicia el malentendido que desembocará en tragedia: las dos mujeres asesinan a los hombres ricos y solitarios que acuden al hotel para robarles su dinero.
Albert Camus escribió ‘El malentendido’ en 1944, cuando Europa se encuentra desolada por la guerra y esa desolación parece confirmar su creencia en el absurdo de la existencia humana. ‘El malentendido’ tiene, en efecto, mucho de desolación, de paisaje árido y lleno de vericuetos en los que se agazapa el fondo irracional y pesimista del existencialismo en torno al sentido de la vida, al destino del ser humano, su capacidad de elegir y su responsabilidad personal. Es el individuo aislado y solitario, zarandeado por las circunstancias adversas y autoconvencido de su incierta y frágil existencia. Es un texto complejo en el que, no ya lo literario sino lo filosófico, tiene un peso abrumador. Por momentos parece compuesto por un encadenamiento de reflexiones filosóficas más que por una sucesión de diálogos. De ahí que en alguna ocasión se haya dicho que es un texto más para ser leído que representado. Esta afirmación, además de reflejar una profunda simpleza e ignorancia teatral, no se corresponde en absoluto con un texto con estructura de tragedia clásica y una depurada hechura dramática. Se trata, simplemente, de realizar un planteamiento escénico acorde con la profundidad del texto. Y Eduardo Vasco ha encontrado un código que suena bastante afinado, aunque presenta alguna pequeña duda. Plantea un espacio amplio, austero, casi adusto, en el que predominan la horizontalidad de una gran mesa y unos bancos de madera, en el que desarrolla un rico juego escénico, muy bien medido en ritmo e intensidad. ¿La duda? Las proyecciones sobre el telón de fondo que roban protagonismo a la palabra. Se completa la propuesta con acertado vestuario y una hermosa iluminación, y con un notable trabajo interpretativo. Sobria Julieta Serrano, intensa Cayetana Guillén, precisos y con talento Ernesto Arias, Lara Grube y Juan Reguilón.
‘El malentendido’ tiene la intensidad suficiente para hacer accesible su complejidad.
Joaquín Melguizo.
Publicado en Heraldo de Aragón, 9 de febrero de 2014
Obra: EL MALENTENDIDO
Autor: Albert Camus.
Versión: Yolanda Pallín.
Intérpretes: Julieta Serrano, Cayetana Guillén, Ernesto Arias, Lara Grube y Juan Reguilón.
Escenografía: Carolina González.
Iluminación: Miguel Ángel Camacho.
Vestuario: Lorenzo Caprile.
Músicos: Alba Fresno y Scott A. Singer.
Espacio sonoro y dirección: Eduardo Vasco.
Teatro Principal de Zaragoza
7 de febrero de 2014