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La obra ‘Tomás Moro, una utopía’ en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao

La Fundación Unir Teatro, de la Universidad Internacional de La Rioja, presenta el 29 de marzo en el Teatro Campos Elíseos de Bilbao ‘Tomás Moro, una utopía’ escrita por William Shakespeare y otros autores isabelinos y dirigida por Tamzin Townsend.

 

‘Tomás Moro, una utopía’ se estrenó en el Festival de Almagro 2013 en una adaptación del dramaturgo Ignacio García May y bajo la dirección de Tamzin Townsend. El montaje pone en valor la figura de Tomás Moro, un objetor de conciencia en toda regla, ante los dictados despóticos de su rey, Enrique VIII, en el 1535.

El espectáculo lleva al público al 6 de julio de 1535. Torre de Londres. Tomás Moro afronta sus últimas horas antes de su ejecución. Ese mismo día, 478 años después, el Festival de Almagro acoge el estreno de una representación que arranca con esta misma escena. Tomás Moro, una utopía es el título de la adaptación de la obra clandestina de Shakespeare con la que la compañía de la Fundación UNIR (Universidad Internacional de La Rioja) está recorriendo España.

José Luis Patiño es el encargado de dar vida a este héroe de la libertad que murió en el patíbulo por orden de Enrique VIII después de haber sido depuesto en su cargo de canciller de Inglaterra por oponerse al divorcio del rey. Tomás Moro, abogado, poeta, teólogo, traductor, humanista, Lord Canciller de Inglaterra y tras su martirio, santo, no fue un «superhombre» sino un político insobornable que antepuso el dictado de su conciencia a su propia vida. «Puede parecer estos personajes históricos estaban hechos de una pasta diferente a la nuestra. Por eso me parece conveniente que la obra reivindique que un hombre tan completo, al que le daba tiempo a hacer tantas cosas, no era un ratón de biblioteca ni un político estirado sino un tipo que luego era capaz de subirse a un tablaó y ponerse a cantar con un amigo o a representar una obra a su familia», dice el actor.

Enrique VIII quiso valerse del prestigio de Moro, reconocido en toda Europa, y de la estrecha amistad que les unía, para defender su divorcio de Catalina de Aragón y su ruptura con Roma. Moro no sólo mantuvo una defensa inapelable del matrimonio real sino que reafirmó la suprema autoridad del Papa sobre todos los católicos, incluidos los ingleses con su célebre: «Primero es Dios y luego el rey». Tras casi dos años y medio como canciller, Moro se vio obligado a dimitir en junio de 1532.

Retirado de la política y con una escasa pensión de 100 libras anuales, volvió a su casa de Chelsea con su mujer y sus hijos. Pero Enrique VIII, vengativo y rencoroso, no estaba dispuesto a olvidar su traición. Menos aun cuando comenzaba la campaña del Estatuto que contenía los principios de la nueva religión y debía ser aceptado por todos. Cualquier manifestación en su contra debía ser castigada con la hoguera o la horca.

Tomás Moro no iba a ser menos. Primero fue la confiscación de sus bienes y su arresto durante más de un año en la Torre de Londres. Después, su condena a la horca. El rey, «en un acto de generosidad», le concedió que fuera decapitado y su ejecución tuvo lugar en la misma Torre de Londres a las 9 de la mañana del 6 de julio. Como uno de sus biógrafos escribe, «Sir Thomas More murió con la dignidad de un filósofo y la fe de un mártir».


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