La voz antigua

El día que sí cambió la historia

Hoy, 5 de abril de 2014, hace 75 años y cuatro días que acabó la guerra civil española. Fue un día de una primavera incierta que dio paso a un invierno de casi cuarenta años. ¿Qué tiempo haría aquel día de fines de guerra y principios de derrota? ¿Frío o calor? ¿Lluvia o viento? ¿Habría flor en los cerezos o el campo seguiría yermo? ¿Qué olores inundaban las calles? ¿Acaso la guerra huele a guerra o puede más la primavera que lo inunda todo? ¿Cómo surge el amor en una guerra en que uno se enamora? ¿Por amor a la vida o por miedo a la muerte?

Aquel día de abril en que acabo la guerra, fue un día que sí cambió la historia; fue el día en que se generó la historia oficial de los vencidos y se sepultó la historia de la derrota y de los muertos, fue el día en que esa otra historia, la de los rojos, la de los otros, quedó maldita sepultada por el tiempo.

Aquel día de abril era martes, según el calendario perpetuo. Ese martes de abril en que acabó la guerra empezó a correr el tiempo sobre el polvo de los muertos.

Hace unos años una mujer, la hija de uno de los asesinados durante la guerra civil, me contó cómo las mujeres de su pueblo recordaban a sus muertos, cómo recién acabada la guerra, algunas todavía con el pelo corto de la cabeza rapada, se juntaban para hablar y para contarse sus penas y sobrevivir a sus muertos, cómo hacían «teatro», como juntas sobrellevaban las penas en esa España inhóspita, para la viuda, para la hermana, para la madre del hombre muerto. Me contó cómo se juntaban todas, jóvenes y viejas en la tarea común de sobrevivir y mantener viva la memoria de los muertos. Cómo aquellas mujeres hacían «teatro», en los bajos, en las cocheras de un pueblo pequeño lleno de oídos inciertos, cómo se vestían de curas, de párrocos, de terratenientes y conjuraban la vida en ese «espacio escénico» para poder sobrevivir.

Hace 53 años, en un día de Junio de 1961 se instauró el día mundial del teatro por el Instituto Internacional del Teatro y desde entonces lo seguimos celebrando, mundialmente cada 27 de Marzo.

El teatro nos ayuda a construir y a celebrar, a construir identidades propias y ajenas, a entender mejor el mundo y a la persona que llevamos dentro. El teatro es el lugar de la pregunta, de la duda, de la reflexión, el lugar de encuentro en la caleidoscópica imagen del espejo. El teatro nos ayuda a bucear entre las posibilidades del ser que nunca se construyeron pero que se mantienen intactas, en esencia, dentro de cada uno de nosotros. En el teatro esas semillas se hacen persona, luz o sombra, objetos que capturan miradas y que despiertan realidades. El teatro es el lugar de encuentro entre la vida y de la muerte. Encuentro de las mujeres que desafiando al miedo y a la muerte hacían teatro para sobrevivir a la vida.


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