Sangrado semanal

¿Qué tiene el teatro?

¿Qué tiene, qué tiene, qué tiene el teatro que todos los que lo hacemos nos reconocemos?

¿Qué tiene, qué tiene, qué tiene el teatro que todas las personas que no lo practican nos miran a menudo con una mezcla de lástima e incomprensión? A sus ojos somos una especie de vampiros con los ojos inyectados en fiebre teatril que se encierran en salas oscuras los días soleados para permanecer allí durante horas sin salir.

Enfermeras, abogados, científicos, delineantes, secretarias, periodistas, licenciados en bellas artes, trabajadores sociales, científicos, informáticos, farmacéuticos, maestras, traductoras y profesionales del asunto, el teatro no hace distinción de raza, sexo, oficio o religión cuando te atrapa en sus dulces y firmes garras de sueño despierto, vocación temprana a los 40, dedicación exclusiva y adivinanza.

Como buena droga, el teatro engancha a los que están dentro, es decir, a quienes los practican y lo consumen, a poder ser a diario. Supongo que si alguna vez te sales del círculo, tras un periodo de adaptación más o menos duro que dependerá del grado de hartazgo adquirido, mirarás a los especimenes que aún siguen dentro como a pobres yonkis atrapados en un juego espejos del que no quieren salir.

¿Domingo por la tarde, ensayo? SI.

¿Proyecto interesante sin un duro de por medio? SI.

¿Renuncia a día de festejo familiar? SI

¿Teatro, teatro, teatro? SI SI SI.

El teatro es una carrera una fondo. Quien está dentro lo sabe. La cadena de SI QUIEROS debe sucederse día tras día, haciendo camino al andar. Y así pasan los años y uno va haciendo acopio de experiencias, tablas, notas de dirección recogidas y adquiridas, consejos dados, maestros encontrados, textos escritos, leídos y encarnados, compañerismo vivido y arte en colectivo.

Sabes que estás dentro sin remisión el día en que te percatas de que la pregunta que te hace tu familia ha pasado del incrédulo: ¿Pero, hoy también vas a ensayar? al normalizado: ¿Qué haces hoy después del ensayo? Y entonces sabes también que han pasado los años.


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