Adiós a un espacio
Después de 19 años, la Sala CARME TEATRE, situada en la calle Gutenberg del barrio del Carme de Valencia, se ve obligada a cerrar sus puertas. Le ha sido imposible conseguir el permiso de Actividades. En todo este tiempo, innumerables espectadores y muchísimas compañías de teatro, danza y circo, han compartido la magia escénica de este espacio. Un sin fin de proyectos y de estrenos teatrales han visto la luz bajo los focos que hasta ayer mismo iluminaban en Carme Teatre. Trabajadores fijos y eventuales pasan a la lista del paro, artistas y profesionales valencianos han visto interrumpidos sus contratos para esta temporada y ya no podrán firmar ningún otro para trabajar en este espacio de la calle Gutenberg.
La razón es que el Ayuntamiento de Valencia sigue manteniendo la incongruencia de una ordenanza que equipara a estos pequeños espacios de creación y exhibición, nada menos que con las discotecas y exige para ellos los mismos requisitos. Es evidente que ni por horario, aforo o volumen de ruido se nos puede igualar en ninguna forma. Ni tan siquiera los pubs, abiertos hasta las dos o las tres de la mañana y en los que la gente escucha música y habla al mismo tiempo, tienen una normativa tan exigente. Nuestro horario no va más allá de las doce, el aforo es muy reducido y el público sigue en silencio lo que ocurre en una escena de pocos, aunque grandes intérpretes.
En nuestro caso, debemos añadir además, que todo el barrio del Carme, donde nos hallamos, ha sido declarado zona ZAS (Zona Acústicamente Saturada) lo que dificulta totalmente la concesión de licencias para determinadas actividades. Pero en el lugar donde Carme Teatre se ubica, no hay tan siquiera una cafetería en doscientos metros a la redonda, lo que hace cuestionable que todo el barrio se mantenga bajo la misma consideración.
Durante todos estos años, sin quejas de ningún vecino y contando siempre con su simpatía, el deseo de Carme Teatre ha sido trabajar en favor de Valencia y de la cultura y la escena Valenciana, esforzándonos para ello, en una de las salas privadas pioneras de nuestra ciudad, siendo un estímulo para las compañías e incluso para otras salas abiertas con posterioridad.
Animamos al Ayuntamiento de Valencia para que no se deje llevar por una orden general para la categoría de actuaciones en directo, que incluye desde los masivos conciertos de rock, hasta las del silencioso mimo, que sería igualmente considerado acústicamente contaminante y atienda a la realidad de pequeños espacios como el nuestro, suavizando la Ordenanza Municipal, tal y como ocurre en otras comunidades de nuestro país, lo que sin duda contará con el apoyo y el agradecimiento de la escena valenciana.
Desde aquí, el equipo de Carme Teatre, quiere agradecer encarecidamente el favor del público y de toda la profesión escénica valenciana, por su estímulo e inestimable apoyo, hasta este mismo momento, en que debemos cerrar las puertas de Carme Teatre. Mantenemos la esperanza de poder ofrecer mejores noticias que esta de ahora, en un futuro.
Hace ya algunos años, un vecino, hombre ya muy mayor nos preguntó si a altas horas de la madrugada ensayábamos cánticos religiosos en nuestra sala. Le dijimos que no, naturalmente y comprendimos que se trataba de una alucinación acústica, debida a su avanzada edad. Poco después, el pobre hombre murió, ahora nos preguntamos, si la preocupación del Ayuntamiento de Valencia por el nivel de ruido que puedan generar espacios culturales como este nuestro, no es también una alucinación acústica y hasta cuándo durará.
Aurelio Delgado. Director de la sala Carme Teatre