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Dos obras de Aristófanes, ‘Las ranas’ y ‘Pluto’ propuestas del Festival de Mérida para los últimos días de julio

El Festival Internacioanl de Teatro Clásico de Mérida finaliza el mes de julio con dos obras de Aristófanes, ‘Las ranas’ dirigida por Juan Dolores Caballero y ‘Pluto’ a cargo de Magüi Mira.

 

La comedia ‘Las ranas’ de Aristófanes que dirige Juan Dolores Caballero se podrá disfrutar del 23 al 27 de julio está rotagonizada por el actor Pepe Viyuela y la actríz, Miriam Díaz-Aroca y es una coproducción del Festival de Mérida y la compañía Hiperbólicas Producciones.

Esta obra es una de las once comedias completas que se conservan de Aristófanes (Atenas, 444 a. C. – 385 a. C.) y que cuenta el viaje que realiza el dios Baco al Inframundo para devolver a Eurípides a la vida, aunque luego las cosas no salen exactamente como estaban planeadas. Es una oportunidad para despacharse a gusto con las modas de la literatura del momento que hace gala de la habitual crítica del mayor comediógrafo griego, creador de Lisístrata. Juan Dolores Caballero es conocido por el éxito de sus versiones de obras clásicas, de las que se ha servido para reinventar un universo en el que se desafían los cánones clásicos de equilibrio y armonía prefiriendo el exceso y lo inacabado. Esta es su primera incursión en el Festival de Mérida.Las ranas está planteada como un juguete escénico, como las famosas muñecas rusas donde una esconde a otra más pequeña. Así, esta obra de teatro contiene muchas obras de teatro. El sabio griego se vale de esta sutileza para transmitirnos algo: cuando los ciudadanos piensan exclusivamente en el bien propio, el Estado entra en crisis. La lección sigue estando vigente.

Del 30 de julio al 3 de agosto será el turno de ‘Pluto’ coproducción del propio festival con Pentación Espectáculos que dirige Magüi Mira quien afirma que » Pluto, el dios del dinero, va cantando ciego por las calles. Está triste porque no sabe a quién se da. Quisiera repartirse con justicia entre toda la gente honesta… Los que no lo tienen lo reclaman, y los que ya lo tienen no lo quieren soltar. Pero Crémilo, un agricultor arruinado, le devuelve la vista. Y empieza la fiesta. Un sueño para unos, una pesadilla para otros…

Pluto, es la historia de una utopía, del sueño del reparto justo de la riqueza, del dinero, es decir de Pluto. Ahí es nada. Ya le preocupaba a Aristófanes en el siglo IV antes de Cristo. Le preocupaba en un país mediterráneo donde la democracia perdía pie. Donde la corrupción de sus políticos era alta, alto el nivel de pobreza y baja, muy baja, la posibilidad de conseguir al menos un plato de lentejas. Donde algunos ciudadanos se hacían esclavos para trabajar y así poder comer… Atenas hace ahora 25 siglos. Aristófanes no es nuestro contemporáneo, nosotros somos ahora contemporáneos de Aristófanes. Si el humor nos democratiza porque la risa sana nos hace perder el sacrosanto respeto a los dogmas sociales, Pluto es humor del bueno porque además nos hace reflexionar. Un humor ácido, satírico, deslenguado, que nos invita a la fiesta. A la fiesta de la utopía. Una fiesta donde la pobreza esté erradicada y la riqueza, es decir Pluto, lejos de abusos, de exclusiones, de trampas, de mentiras… ¿Se imaginan?».


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