Negro & negro

El verano y los públicos

Desde hace muchos años el norte ha sido una zona con gran tradición teatral en verano. Las compañías con más tirón comercial dedicaban los veranos a realizar giras muy importantes por toda la cornisa cantábrica. Hoy día, aún en la crisis San Sebastián y Bilbao siguen manteniéndose como plazas sólidas. Es verdad que los hábitos han cambiado. Las ventas anticipadas se ha reducido un tanto pero durante la semana que el espectáculo permanece en la ciudad, el público «los públicos» se pone en funcionamiento, y los espectáculos se mueven y en multitud de ocasiones los teatros se llenan. La ciudad se convierte en una maquinaria engrasada de movimiento económico por aquí y por allá. Es sorprendente que en una ciudad de 180.000 habitantes convivan en agosto la Quincena Musical y dos o tres espectáculos de teatro a la vez. Propuestas en la calle, iniciativas privadas y un sinfin de propuestas de todo tipo y pelaje.

La época en la que nos movemos exige que los espectáculos tengan un cierto «tirón» con el público, bien sea por un motivo o por otro. No es necesario que necesariamente haya caras conocidas. El autor en ocasiones puede ser un reclamo, la temática, el boca/oreja que precede al espectáculo… Tampoco es exacto pensar que comercialidad esté reñido con calidad. Existen espectáculos con éxito, y con mucha calidad e incluso con contenidos profundos. Quizás este sea el reto del programador: conseguir llenar el teatro con calidad y con contendidos que aporten un plus a las personas que acudan. Por ahí va el futuro.

¿Y los públicos? Comentaba que es tradicional en verano ir al teatro por lo menos una vez. Los/as donostiarras así lo hacen. «Pican» un par de veces, es motivo para hacer un plan diferente en la ciudad y después ir a cenar con la familia. También desde la propia provincia y alrededores, cada año pasan varios días en la ciudad o hacen excursiones del día, y tradicionalmente se acude a ver alguno de los espectáculos de la cartelera. Estas bases son muy importantes en los públicos del verano; el éxito entre los de «casa», el apoyo del público guipuzcoano. Lo que ocurre es que además, San Sebastián en verano está con un nivel de ocupación hotelera del 100% sin contar los pisos vacíos que se ocupan en verano y los familiares que pasan unos días en casa, por citar un ejemplo. Mucho visitante circunstancial también acude al teatro. Constituyen un grupo que se renueva cada semana o cada quince días, con lo que hay mucha gente distinta cada semana. Esto en cuanto al público potencial.

Ocurre además que muchos de los artistas también tienen su público y este factor es fundamental en la dinamización de la programación. Si alguien tenía dudas de ir o no, depende quién esté solventa la duda. Podíamos poner muchos ejemplos, o acaso no tantos (ojalá hubiera más): Lola Herrera, Juan Echanove, Concha Velasco, Arturo Fernández. Artistas que llevan años haciendo las cosas bien, gusten más o menos, y que no defraudan. En el maratón del teatro juegan a largo plazo y consiguen carreras artísticas largas. Otro fenómeno es el que ocurre con Asier Etxeandia o con Goyo Jiménez, por ejemplo: artistas más jóvenes, dos estrellas, dos cracks, que además están en las redes sociales y que generan todo un fenómeno de masas a su alrededor. Acompañado de una calidad superior, son 5 J.

De todo esto, ¿qué queda? Algo queda lógicamente. Siempre hay alguien que se va enganchando al hecho teatral y comienza a investigar otros territorios. Soy optimista en la creencia de que no es exclusivamente una cuestión de consumo y ocio. Es cultura con mayúsculas y algo de esa semilla del teatro cuajará en más personas de las que podemos pensar. Pero si es cierto, que los públicos en invierno no suelen ser tan masivos como en verano, salvo excepciones. Tampoco la ciudad está en invierno a reventar. Pero también es cierto que estamos lejos de lo que ocurre en otros países europeos: en Francia van al teatro entre semana, y en Alemania se acuden a ver danza a las 3 de la tarde con funciones llenas por poner varios ejemplos. Habrá que trabajar para romper con el binomio ocio/teatro y trabajar para que surja el binomio teatro/curiosidad o teatro/espiritualidad. Hay que seguir trabajando…


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