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Réplika Teatro abre temporada con el estreno de ‘El profe’ de Jean-Pierre Dopagne

La compañía Réplika Teatro y Amara Producciones estrenan ‘El profe’ del autor belga Jean-Pierre Dopagne. Este monólogo, dirigido por Jaroslaw Bielski e interpretado por Gabriel Garbisu aborda, con buenas dosis de ironía, la parte más cruda de la enseñanza y la responsabilidad que recae tanto en quienes la ejercen como en las familias y en el resto de la sociedad. El estreno, el 10 de octubre en Réplika Teatro de Madrid

 

El estreno de la obra ‘El profe’ de Jean-Pierre Dopagne inagura la programación de Réplika teatro. La compañía Réplika Teatro y Amara Producciones ponen en escena esta obra de gran éxito en Francia y señalada por la crítica como una ácida visión del sistema educativo que conduce a una necesaria reflexión sobre la lucha cotidiana a la que se enfrentan los profesores en las aulas.

Gabriel Garbisu se pone en la piel del Profe para plantarse ante los espectadores y confesarles la escalofriante historia de este docente, al que su propia vocación le condena a una tortura diaria, en la que la desmotivación y la violencia acaban provocando su perdición.

Jaroslaw Bielski dirige este lúcido monólogo que aborda, con buenas dosis de ironía, la parte más cruda de la enseñanza y la responsabilidad que recae tanto en quienes la ejercen como en las familias y en el resto de la sociedad.

Frente a la afirmación que defiende que ser maestro es el oficio más bonito del mundo, late una realidad preocupante como la que padece la enseñanza hoy en día en numerosas aulas. El protagonista de esta obra, escrita por Jean-Pierre Dopagne (autor belga que se dedicó durante 15 años a la enseñanza), representa a ese grupo de profesores cuya vocación ha sido aplastada por la impotencia de motivar a sus alumnos, una generación de jóvenes que descarga a través de la violencia la frustración que nace de la falta de perspectivas y de sólidas referencias éticas. La literatura y la afición por el teatro, que intenta inculcar El Profe entre sus alumnos, se convierte así en una causa perdida que va minando su ánimo hasta abocarle a una tortura, en la que sólo ve dos opciones posibles: la resignación o la violencia.

En este dañado contexto escolar, Dopagne nos muestra alternativas preocupantes entre el profesorado: la resignación de maestros que optan por ponerse cada mañana el piloto automático para sobrellevar el curso con indiferencia, o el colmo del escepticismo, que aboca a arrojar la toalla e instalarse en el desengaño impotente, como se hace patente en el caso del director del colegio de nuestro protagonista. Ante el extremo interés del Profe por incentivar la cultura y el pensamiento crítico entre sus pupilos, no duda en aconsejarle:

«No malgaste su hermosa juventud, ni la de sus alumnos a base de mucho pensar. Me ha llegado el comentario de que usted les manda trabajos de análisis de texto. ¡Incluso he oído decir, aunque no me he atrevido a creerlo, que usted les lleva al teatro por la noche!»

«El gran valor de este texto radica en su capacidad para trascender el conflicto entre profesores y alumnos y extrapolarlo a una sociedad cuya ética y referentes fallidos son el gérmen de la deriva del contexto escolar. A partir de la estremecedora historia de este profesor de literatura, que Dopagne transmite mezclando tragedia con buenas dosis de sarcasmo, se abre una importante puerta a una reflexión sobre la responsabilidad que implica construir las bases de la futura sociedad. En el caso de nuestro país, donde el fracaso escolar destaca como uno de los más altos de Europa y la cultura no encuentra su necesario lugar dentro del sistema educativo, el análisis que propone esta obra es de acuciante actualidad. La violencia que rezuma la obra de Dopagne, se presenta como un alarmante síntoma y como reflejo de una sociedad que se pone el piloto automático para no esforzarse en cuidar valores fundamentales que fomenten una mayor humanidad en la educación.

En este sentido, Dopagne ensalza el teatro como herramienta educacional y lugar donde el ser humano sigue aprendiendo de sí mismo a través de la grandeza de los clásicos, que el profesor intenta transmitir sin éxito a sus alumnos.

Otra riqueza de la obra es la paleta de voces que utiliza el autor para exponer sin demagogias ni discursos unilaterales el deterioro que aqueja al mundo escolar. Los alumnos también tienen la oportunidad de dejar clara su perspectiva de la situación y sus acuciantes necesidades, poniendo así de relieve un panorama en el que no sólo los profesionales de la enseñanza, sino también el alumnado, sufre una sensación adversa y desalentadora:

«Necesitamos profes, papá. Auténticos profes. No asesinos que destruyan nuestra juventud a golpe de resignación. Hombres y mujeres que tengan sangre en las venas. ¿Por qué teneis miedo los profes?»


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