Críticas de espectáculos

La sesión final de Freud/Mark St. Germain/Tamzin Townsend

Un duelo intelectual

Hoy, cuando los medios informativos vomitan masacres irracionales producidas por fanatismos primitivos, la palabra reclama su protagonismo. El pensamiento que surge de inmediato pasa por el diálogo, la confrontación dialéctica, el discurso razonado para el acercamiento, el entendimiento entre unos y otros sin tener que ceder la propia identidad.

Pero esta reflexión conversacional puede tener dos campos geométricos: el colectivo social y el individual. Desde el colectivo, el asunto se resuelve con procedimientos democráticos aunque sea a través de los líderes sociales. Desde el punto de vista personal, la reflexión nos lleva a la palabra como arma que articula un duelo incruento, aunque pueda ser doloroso y cruel.

Es en este campo, el personal, donde Sigmund Freud y C. S. Lewis se enfrentan en un duelo intelectual de alto nivel. Según Mark St. Germain, autor de «La sesión final de Freud», los dos pensadores confrontan sus ideologías por medio de un diálogo denso pero irónico, punzante pero respetuoso, teórico pero con pinceladas de fino humor.

Lewis, calvinista y defensor del cristianismo en el cénit de su momento vital, combate con un Freud judío y escéptico en los preliminares de su muerte. Ambos muestran sus fortalezas y debilidades, sus convicciones y contradicciones, sus energías y flaquezas. Ambos confluyen con la palabra aguda, precisa y razonable, con la palabra compasiva a veces y a veces hiriente, pero con la palabra al fin.

Por supuesto, la obra no resuelve los problemas colectivos de la sociedad actual porque los dos interlocutores no representan a instituciones ni a corrientes filosóficas concretas. En este sentido, el texto elude una metáfora de enfrentamiento global. Sin embargo, invita a la reflexión personal acerca de Dios y la religión, del sexo y el amor, de la bondad y la maldad, en fin, de la historia personal y la educación.

El espacio del encuentro es el despacho de Freud; no es un espacio neutral pero aquí entra en juego la puesta en escena dirigida por Tamzin Townsend. Hay que decir que aporta una gran inteligencia con una propuesta ecléctica marcando cierta imparcialidad.

Bien es verdad que el despacho tiene significativos elementos escénicos como el célebre diván y la estantería con libros y fotos del sicoanalista. Pero tanto los muebles como la pared frontal poseen la tonalidad gris que aportan indefinición. Es más, la colección de vasijas y objetos arqueológicos que se aprecian en algunos momentos con la pared traslúcida, sugiere ese punto de encuentro con la Historia, con la cultura occidental que es el campo de este debate metafóricamente universal.

Resulta verosímil. Aunque la discusión sea teórica, la confrontación se hace creíble con la propuesta escénica, tanto por los aspectos escenográficos mencionados como por la extraordinaria interpretación de los dos actores: Helio Pedregal como Freud y Eleazar Ortiz como Lewis. En este sentido, hay que reconocer que la propuesta es naturalista y absolutamente convencional. En realidad, la puesta en escena, de tan palpable aspecto, se hace si no auténtica, sí resulta apetecible en su teatralidad.

En fin, decía que la interpretación de los dos actores brilla a un alto nivel de convicción. Si hubiera que destacar una u otra intervención, hay que aclarar que el personaje de Helio Pedregal, Freud, posee gran número de recursos –los esputos, la edad corcovada, los desplazamientos algo torpes- pero el actor los usa con absoluta precisión y oportunidad. Por su parte, Eleazar Ortiz, Lewis, ha de emplearse con plenitud de concentración mental para salir de un personaje anodino; Ortiz consigue mantener la tensión de un texto y unas situaciones nada fáciles, máxime si se tiene al público palpándote el aliento como sucede en la Sala Pequeña del Teatro Español.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: La sesión final de Freud – Autor: Mark St. Germain – Intérpretes: Helio Pedregal y Eleazar Ortiz – Dirección: Tamzin Townsend – Producción de la Universidad Internacional de la Rioja – Sala Pequeña del Teatro Español de Madrid, desde el 13 de enero al 22 de febrero.


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