En blanco/Carmen Werner
Dar en el blanco
El escenario también puede ser una página en blanco, un lugar ante el cual concentrar el pensamento del cuerpo, esa parte de la acción que brota en las actitudes, en los gestos y en los movimientos en general. Carmen Werner con su singular presencia ya llena esa página en blanco del escenario y con su sabiduría acumulada acierta a dar en el blanco de lo que todo espectáculo ansía: prendernos y hacernos danzar también a nosotros, aunque no nos movamos de la butaca, porque la danza también va por dentro.
En blanco, a nivel morfológico, se caracteriza, a grandes rasgos, por la poética de posiciones teatrales que evolucionan, acodada en la mesa en la que permanecen unos folios en blanco bajo un flexo, con un cigarro en la boca, o posiciones de rodillas que se amplían dancísticamente. La pensadora danzante o el pensamiento que emerge a través del movimiento.
Estalla el estrépito de unos disparos y de las copas, que se alzan sobre el linóleo negro del suelo, se derraman piedras blancas. Los impactos sonoros dan en el blanco y el cuerpo reacciona desde la vertical y también desde la horizontal.
El cigarro en el cenicero se extingue al lado de las hojas en blanco, encima de la mesa, bajo el flexo. Pero Carmen vuelve y lo enciende y observa las páginas desnudas y desplaza la mesa y la silla. Una mesita de trabajo que también se mueve, que no permanece todo el tiempo en el mismo lugar.
Carmen tiene la vista en algún sitio que no es aquí entre nosotras/os.
Si está en blanco o navega por los paisajes interiores, que se han de verter en el espacio para darle color y trazos a esa otra hoja que es su cuerpo, esa puede ser otra mirada.
Carmen no nos mira, pero tampoco levanta una cuarta pared.
Su mano se transforma en revólver, recuperando en la música lírica el gesto del espacio sonoro estrepitoso de la escena anterior.
Un dulce olor a sándalo envuelve esos movimientos de brazos y tronco que se expanden e recogen como quien flota y nos abraza.
El contraste en el espacio sonoro entre la música lírica cantada, los efectos de los proyectiles e incluso el silencio, articulan estadios que potencian la dimensión evocadora de su coreografía.
Suena un «Angel» que es bailado y fumado desde la posición sedente delante de los folios, rodeada de las copas con las piedrecitas blancas. Y remata la canción derramándolas por el suelo para delimitar una zona pedregosa alrededor de la mesita de trabajo.
El lanzamiento de las piedrecitas blancas desde los bolsillos de la chaqueta aparece como gesto de desposesión, de vaciado, toda vez que la espectadora y el espectador alcanzan la plenitud.
Afonso Becerra de Becerreá.
Idea, coreografía e interpretación: Carmen Werner – Producción: Compañía Provisional Danza – Teatro Ensalle de Vigo, 15 de febreiro de 2015.