Alquibla Teatro pone en escena ‘La casa de Bernarda Alba’ en el Teatro Alhambra de Granada
Alquibla Teatro, en coproducción con el Teatro Circo Murcia, representa la obra ‘La casa de Bernarda Alba’ de Federico García Lorca en el Teatro Alhambra de Granada. El montaje dirigido por Antonio Saura se podrá ver los días 6 y 7 de marzo.
«Hay textos que deberían estar siempre sobre los escenarios, sin dejar pasar una sola temporada sin una nueva revisión, para que el público – especialmente el más joven- tenga la oportunidad y el placer de disfrutarlos. Textos sobre los que se escribe y estudia mucho, pero que se representan poco». Así presenta el director de escena Antonio Saura, fundador en 1984 junto a la actriz Esperanza Clares de la compañía Alquibla Teatro, su versión de ‘La casa de Bernarda Alba’, su puesta en escena de este «drama de mujeres en los pueblos de España». La obra maestra que Federico García Lorca escribió para Margarita Xirgú y que el público español no pudo disfrutar hasta 1964, casi veinte años después de su estreno en Buenos Aires y casi treinta desde la muerte del poeta.
Entre las muchas lecturas posibles, han optado por una visión existencialista de la tragedia que, en un surgir telúrico de entre las ardientes paredes de la casa de Bernarda, hace aflorar el angustioso anhelo de libertad escondido en lo más profundo de cada uno de nosotros, y que será frustrado a través de una represión. Así, han encontrado la tensión trágica a través de una cuerda en la que Bernarda y Adela confrontan su visión del mundo desde cada extremo, con Poncia y el resto de hijas/hermanas tirando hacia un lado u otro según sople el viento. Un mundo estanco que condena a la hembra a «hilo y aguja», la sujeta con una correa de decencia, la pudre por el qué dirán, asfixia su sexualidad en ese infierno de cuatro paredes y obliga a gritar al unísono «¡Déjame salir! ¡Quiero irme de aquí!».
Con una sobria puesta en escena Alquibla Teatro presenta esta obra que, descorriendo las cortinas de una casa, muestra la tensión continua entre deber y deseo, entre inquisición y libertad. El espectáculo, que se desarrolla en un espacio diáfano, apenas ocupado por las ocho sillas que ocupan las ocho protagonistas de la representación, refleja los entresijos de una sociedad y un tiempo determinados.