Críticas de espectáculos

Salvatore Rosa o el artista/Francisco Nieva/CDN

Una sátira del poder

Francisco Nieva concibió esta obra cuando, joven, todavía vivía en París, lejos de una España sofocada por la dictadura franquista. El telón de fondo es la revolución de Nápoles de 1647 liderada por Masaniello, un pescadero que arenga al pueblo, incitándolo a sublevarse cuando el Virrey de España, Duque de Arcos, aplica un impuesto sobre la fruta. Lejos de la veracidad histórica, la obra es una sátira del poder que presenta muchas otras reflexiones que Nieva plantea a través de Salvator Rosa, un artista inconformista, autor de farsas, músico y pintor en quien se identifica. Su personalidad excéntrica y ególatra le empuja a sustituir al pescadero, trastornado por el poder, en su entrevista con el virrey y naturalmente fracasa. Vividor, mujeriego, pendenciero, en contraste con la España inquisitorial que ridiculiza a través de José de Rivera, El Epañoleto (Alfonso Vallejo), un pintor defensor del realismo. A través de la discusión sobre el arte se delinean dos maneras de entender la vida. El lenguaje, como habitualmente en los personajes de Nieva, está muy cerca del habla popular en cuanto a forma y capacidad expresiva, pero recreado de manera culta en una especie de óptica barroca.

El director, Guillermo Heras, discípulo y gran admirador de Nieva desde la época de la RESAD, ha hecho un montaje marcado por el sentido del humor, valiéndose de veteranos colaboradores de su maestro. Sabe imprimir al espectáculo un ritmo frenético, con continuas salidas y entradas de los personajes, cambios imprevistos de actitudes y escenas, sin olvidar algún guiño a la actualidad, reflejando también las manifestaciones de hoy. Extraordinaria la realización del movimiento de Mónica Runde. La móvil escenografía de Gerardo Trotti, resuelta con telones pintados, se inspira en los bocetos del mismo Nieva y consigue dibujar acertadamente el ambiente, dándole un toque barroco. Perfecta la iluminación de Juan Gómez Cornejo, magnífico el vestuario de Rosa García Andujar y adecuada la excelente música de Tomás Marco.

Guillermo Heras, cuidadoso y atento a cada detalle, ha obtenido óptimos resultados de todos los actores, un reparto de primer orden. Magistral Nancho Novo en el papel del protagonista, que entra en escena por el patio de butacas con una máscara de carnaval, cantando y tocando la guitarra. Perfectamente caracterizado, evoca el autorretrato que conocemos de Salvator Rosa. Gabriel Garbisu dibuja a Masaniello que, cegado por el poder, en su frenesí revolucionario loco e inconcluyente, se olvida de los problemas por los que ha combatido. Rubina (Beatriz Bergamín) y Floria (Angeles Martín), las hermanas de Masaniello, ofrecen gozosamente su cama al pintor que parece no tener ni una suya. Procaz y divertido el enano Pittichinaccio (Alfonso Blanco), de ambigua sexualidad. Magníficos los comerciantes judíos, Juan Meseguer y Juan Matute, que rezuman avaricia por todos sus poros. Un espectáculo brillante, divertido y de gran calidad, aplaudido efusivamente por el público.

M. Ruggeri Marchetti

Obra: Salvatore Rosa o el Artista – Autor: Francisco Nieva – Director: Guillermo Heras – Teatro María Guerrero, 27 Febrero / 5 Abril.


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