Sensaciones…
Todavía con resaca después de dFERIA, es el momento en el que vienen a la cabeza un montón de sensaciones y recuerdos. Encuentros con gentes, sentimientos y emociones escénicas. Sin duda hay una serie de espectáculos que marcan diferencias, que hacen que un evento artístico aporte ese plus de calidad y de compromiso que lo convierte en especial.
Recuerdo las horas de cocina, cuando el equipo está preparando la feria son días cuando menos intensos. Los sustos que nos llevamos, las dudas, los momentos de auto crítica, los problemas imposibles de resolver, las situaciones inverosímiles que curiosamente se encarrilan, el puzzle complicado de la programación con los horarios, los distintos formatos, las necesidades técnicas,… Es el momento también para recordar a la gente que siempre está ahí apoyando, colaborando cuando le haces una llamada de socorro, ¡socorro!.
En estos momentos me vienen palabras como ilusión, expectativa, corazón, alegría, amistad… Me podrían venir otras como ideas, planteamientos, imágenes, susurros… Pero lo que resiste en mi cabeza con mayor fuerza es la palabra artista. Los artistas son los artífices de esta feria. No únicamente en su faceta creadora que también, lógico. Quiero subrayar la parte de la implicación de los artistas en general con la feria. Disponibles y dispuestos en cualquier horario, adaptándose a los espacios que se les adscribe. Defendiendo su trabajo con profesionalidad y grandes ilusiones, además de la dedicación post espectáculo. Invirtiendo tiempo y dinero por estar ahí. Implicándose en cualquier iniciativa o necesidad que surja. Y no quiero olvidar que en otros tiempos más delicados defendiendo la feria allá donde hiciera falta para salvarla.
Brindo por ellos, por su disposición y por el arte. Son capaces de hacernos pensar que sí se puede. Que se puede organizar este mundo de una manera diferente, que se pueden arreglar las cosas a través de conversaciones, que se puede crear sociedades más justas, igualitarias sin dejar a nadie en el camino. Son ellos los que remueven conciencias, los que se preguntan y nos preguntan, los que reivindican, los que sueñan, los que abren su alma para contarnos historias que nos ayuden a caminar por el sendero o camino que hayamos elegido, o el que nos haya tocado en suerte.
Brindo por ellos, por los que han participado y por los que no han podido entrar en la programación. O por los que estarán en otras ediciones. Y como dijo Cortazar: dejemos el pesimismo para tiempos mejores.