Quien diría hace unos años que en España el periodismo, cierto periodismo comprometido, no amarillo, se haya convertido en una profesión de alto riesgo. No hace falta ir a ninguna guerra ni a ningún frente de batalla para que un periodista esté en peligro o se juegue su integridad física o su libertad. Con acudir a cubrir el salto de la vaya en Melilla o a cubrir cualquier desahucio en España es suficiente.
Periodistas gráficos, sobre todo. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. No sé si esto es así pero que una imagen que aparezca en los medios preocupa, y mucho, es realmente cierto. Periodistas detenidos en Melilla o en desahucios hay más de uno. Aprovechan que estén solos y van a por ellos bajo acusaciones falsas, sin testigos y con el agravante de abuso de poder. Objetivo: amedrentar y acabar con el derecho de información. ¿Son actos aislados? ¿Son orquestados? ¿Son inducidos por el Gobierno? Si a la vez, observamos y padecemos que aprueban leyes con «cara bonita», con títulos super chulos como «ley para la protección del tal y el cual» y leyendo la letra pequeña, o leyéndola entera concluyes que lo único agradable es el nombre de la misma porque el resto es coartar libertades como la de información, expresión o manifestación… pues ya pueden pensar Ustedes si están o no orquestadas las actuaciones policiales. Mordazas, represión, retraso, tercer mundismo. España está gobernada por un gobierno reaccionario que en tres años la ha hecho retroceder hasta límites insospechados. Un gobierno que no sirve a los ciudadanos sino a una oligarquía económica, a una casta.
¿Qué hace el teatro mientras? ¿Es un páramo? ¿Podría hacer más? Conviviendo con varios «capos» teatrales que se asocian y amenazan con realizar denuncias imaginativas que se quedan en … imaginativas. Sospechosamente imaginativas porque lo de denuncia todavía está por ver o por venir. Demasiado miedo. Junto a este nivel existen artistas que se ponen a disposición del dictado de su corazón para presentar espectáculos como…
Un trozo invisible de este mundo dirigido por Sergio Peris-Mencheta y protagonizado por Juan Diego Botto y Astrid Jones. Cinco personajes en una pieza que aborda el exilio y la inmigración. Sin paternalismos, sin condescendencia y sin tópicos.
La mujer invisible, de Kay Adshead. Dirección de Santiago Sánchez. Una escritora y periodista de un país africano que acaba de ser sacudido por un golpe de estado es detenida y violada. Su familia es aniquilada por los soldados. Huye y, como puede, llega a nuestras costas. Sin papeles. A partir de ese momento la maquinaria de la burocracia le va a negar su condición y hasta su identidad, sometiéndola a un largo calvario de humillaciones hasta acabar «rodando» por las calles de una ciudad…
Me llamo Suleimán. El drama de la inmigración convertido en monólogo. Una adaptación de la novela de Antonio Lozano que narra la historia de un niño africano de 12 años que se ve obligado a emigrar. Estrenado por el Teatro Guiniguada en Canarias.
Artículo 47, es una comedia con tintes musicales que trata la trágica realidad de los desahucios en España. El punto de partida es una pareja de jóvenes enamorados que compra una vivienda mediante una hipoteca con una entidad bancaria. Para ello utilizan como aval hipotecario la casa familiar que pertenece al padre de ella, viudo. Con la llegada de la crisis la pareja no puede hacer frente al crédito, son desahuciados y el banco ejecuta el aval.
Un puñado de dramaturgos y directores de escena han empuñado la pluma para contravenir el olvido o, lo que es peor, el efecto polvareda que el exceso de información termina provocando en la población, y se sirven del desalojo como eje de sus tramas.
El Teatro Lara de Madrid presentó Ejecución hipotecaria, una obra adscrita al género negro que se inspira en un hecho real acontecido en la ciudad alemana de Karslruhe. En julio de 2012, un parado de 53 años recibió con una escopeta a la comisión judicial que acudía a echarle de su casa.
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Burgos busca contar historias reales para acercar su realidad al corazón de los que, en ocasiones, les ven como simples alborotadores que protestan ante los bancos. La historia de Teatro Foro, como se ha dado en llamar el grupo teatral formado por miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca no sólo está basada en hechos reales sino que los protagonistas son personas que han vivido en sus propias carnes, o en las de familiares muy cercanos, situaciones de desahucios.
Son unos ejemplos, podrían ser otros, podrían ser más. Lo cierto que la escena denuncia y sensibiliza al público sobre problemas reales. Hay que tener claro que estos gobernantes no van a cambiar. Habrá que evacuarlos de sus cargos. Y eso se hace de dos maneras: tomando conciencia y votando.
