‘Sin baile no hay paraíso. Mi propia historia de la danza’ nueva creación de Pere Faura
Los días 10, 11 y 12 de abril Pere Faura estrena, en coproducción con el Mercat de les Flors, ‘Sin baile no hay paraíso. Mi propia historia de la danza’, un ejercicio de autocrítica humorística sobre el mundo de la danza a partir de 4 coreografías emblemáticas para el coreógrafo.
Sin baile no hay paraíso es un proyecto de y sobre la danza. Mediante la utilización de 4 coreografías icónicas de la historia de la danza y de la historia personal del creador, el espectáculo propone re-encarnarlas y re-bailarlas como un gesto histórico y simbólico de admiración y reconocimiento, pero también como un ejercicio de auto-crítica humorística del mundo de la danza y sus referentes. Un collage coreográfico de diferentes solos emblemáticos impreso en un único cuerpo que (re)interpreta parte de la memoria colectiva de la danza con el fin de proyectar reflexiones sobre la necesidad, al influencia o lo absurdo de la danza en el momento actual. Sin baile no hay paraíso no pretende ser una mera explosión multidisciplinar, aunque combina varios lenguajes. No quiere ser una celebración banal de la diversidad en la danza, aunque despliega diferentes realidades coreográficas. Sin baile no hay paraíso es un collage escénico de cuatro coreografías icónicas que forman parte de mis referentes como bailarín y creador de la misma manera que forman parte del imaginario colectivo. Es una orgía estructurada y ensayada de lo que para mí es muy personal, pero que a la vez es completamente universal. Y es con este diálogo entre lo privado y lo común, entre mis influencias y tus recuerdos, entre mi sudor y tu mirada, con el que propongo poner al mismo nivel estas cuatro coreografías históricas y pasarme por el forro el estúpida separación entre cultura popular y alta cultura.
La sonrisa exagerada de Gene Kelly. La chulería de Travolta. La perfección matemática de Keersmaeker. El drama virtuoso de Plitseskaya. Esa facilidad a la felicidad de los musicales. La imposibilidad de coreografiar la libertad de la discoteca. La dramaturgia de la repetición del movimiento abstracto. La estilización máxima de la representación de la muerte.
Cada fragmento, cada gesto, cada danza no es sólo la expresión formal de un estilo o una disciplina de movimiento. Cada uno de ellos es una síntesis bailada de una práctica coreográfica más grande, que se podría traducir en un posicionamiento vital, en una manera de entender e interpretar la realidad. Sin baile no hay paraíso es un selección personal de algunas de estas maneras, una revisión de la influencia de aquellas visiones, un homenaje a mi infancia como bailarín para redefinir mis pasiones como coreógrafo.
Oscar Wilde dijo que el único deber que tenemos con la Historia es el de reescribirla. Sin baile no hay paraíso es una reescritura personal de una historia personal. Pero no es ensayo ni novela, más bien una especie de cómic con viñetas bailadas sin trama y sin drama, pero con dibujos y textos de las danzas pasadas de cuatro héroes que cautivan con sus poderes efímeros.