Zona de mutación

Constructivismo no mimético

Los puntos de partida del actor contemporáneo en el abordaje de cualquier obra, más allá de que el ejercicio de su rol pase por la creación de un personaje o por una cadena comportamental que se resuelva en acciones físicas puras, serán sin duda un desafío de constructivismo no mimético.

La polarización algo tradicional de resolver los problemas que plantea un texto o la resolución de un proyecto directamente desde la escena, nos remiten al campo expandido que exigen más un criterio de resolución compleja.

Cualquier solución escénica queda sobredeterminada por los múltiples factores e ingredientes que intervienen para conformar una materia percibible.

Esta lógica de soluciones poéticas antes que estéticas, traza un desafiante mundo de equivalencias, oposiciones o correspondencias, donde la decisión compositiva excede las unidades dramatúrgicas literaturizantes, para, en todo caso, seguir lógicas de carácter dramatúrgicas alternas, propias de la plástica, de la música, de la danza, de la ciencia, etc.

Suficiente para aceptar que se camina por un juego de fuerzas que más que de continuidades se nutre de acciones cambiantes y disruptivas, como mecanismo susceptible de generar contrastes y desde allí ritmos, formas, relieves, delimitaciones.

La pulsión de la forma tiende a ser inmediata, a-referencial. Los adosamientos de signos de un plano yuxtapuestos a los de una zona perceptiva diferente, generan chispas que desafían la decisión u opción compositiva.

La relación especular tiende a quedar superada por una lógica interna diversa. Los planos eventualmente experimentales o llanamente imprevistos, no se resuelven por análisis. Constituyen una acción capaz de crear reacciones correlativas.

Si el espejo estalla, la sensibilidad como aparato tiende a quedar en un limbo desde donde debe arriesgar a salir. Y ello no puede menos que ser a través de una actitud constructivista, podríamos llamarla demiúrgica. Ni más ni menos que un ejercicio de opciones en libertad. En una libertad, si se quiere, sin antecedentes, sin indicadores ni relaciones causa-efecto. La formalización por una cadena de intuiciones sólo podrá ser captada en una cadena de penetraciones. Y eso es lo que resulta poético, como instancia del hacer emerger una singularidad, capaz de poder con el presente y no subsanar sus intríngulis mediante una apelación constante al pasado, a lo ocurrido, a lo sabido.

El nivel de transgresión que este recurso adquiere en cuanto a lo económico, resulta impertinente. Se desafía los niveles comprensivos del espectador, se va contra la corriente de sus expectativas, a sabiendas que los anillos de la realidad, exceden las prevenciones perceptivas que se destinan a una obra.


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