Teatro solidario
Se representó hace unas semanas un espectáculo de Quevedo en Torre de Juan Abad con la peculiaridad de que las entradas para su asistencia se canjean por alimentos para el banco de alimentos local. No se vendían entradas y cada persona que acudía al espectáculo aportaba una cantidad meridiana en alimentos como una manera solidaria de contribuir a paliar situaciones dramáticas de gentes del mismo pueblo o de la comarca. Lejos de ser una contribución escasa se recogió gran cantidad de alimentos que incluso superaron las previsiones de la organización, lo que les permitió donar el excedente para entidades supra locales. La iniciativa fue ideada y puesta en marcha por la Fundación Francisco de Quevedo que optimizan un acto benéfico para difundir la figura y trayectoria literaria de Francisco de Quevedo.
Francisco de Quevedo fue Señor de la Torre de Juan Abad, que se constituyó a su muerte en el «Señorío de Quevedo». Desde hace más de dos siglos se ha perpetuado a través de sus descendientes. Quevedo pasó 12 años residiendo en dicha casa, propiedad de su madre, en diferentes periodos de su vida, en la que Francisco de Quevedo llamaba su «aldea». Retiro donde el escritor se hallaba, se reencontraba así mismo.
Hoy día la Torre de Juan Abad se ha convertido en la Casa-Museo Francisco de Quevedo en la que se pueden ver documentos de gran valor histórico: su Testamento, cuyo beneficiario principal fue su sobrino, su novela, edición de 1629, Historia de la vida del Buscón llamado Don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños. También el árbol genealógico familiar, además de objetos personales y estudios sobre su obra.
Quevedo nació en Madrid en 1580. Era un hombre de carácter contradictorio y cambiante, que también se refleja en su literatura. Puede pasar con gran facilidad desde la burla más cruel al tratamiento de temas con rigurosidad y profundidad intelectual. En 1613 sufrió una profunda crisis personal y religiosa que le llevó a demostrar un profundo arrepentimiento, reflejado en unos poemas reunidos bajo el nombre de Heráclito cristiano. Años después, Quevedo quiso dedicarse a la política y a la diplomacia, lo que permitió viajar por Europa hasta que fue encarcelado. En cualquier caso, en 1644 fue liberado, y sólo un año después, falleció.
Fue un hombre sumamente polémico, contaba con numerosos enemigos, y usaba sus poemas en muchos casos para burlarse de ellos, pero contó también con numerosos admiradores alcanzando un grandísimo prestigio en vida. Se atrevió a criticar al poderoso Conde Duque de Olivares, el hombre de confianza del rey. Era hombre de basta cultura, experto conocedor de lenguas, y de filosofía.
Quevedo abordó el tema del poder corruptor del dinero. En su contradicción lo criticó pero también se sirvió de él adoptando un punto de vista más cínico que satírico en el conocido poema «Poderoso caballero es don Dinero». En fin, en definitiva una disculpa para visitar en Ciudad Real la Casa-Museo de Quevedo, de hacer un poco turismo cultural y comprobar como a veces no es tan poderoso caballero, el «idolatrado» don Dinero.