El territorio desconocido del teatro de la catástrofe
El Teatro Municipal Joaquim Benite de Almada sorprende siempre por la búsqueda y presentación de relevantes dramaturgos contemporáneos, poco o nada conocidos en España. En el mes de mayo, se estrenó As possibilidades de Howard Barker (1946), escritor ligado en sus inicios al Royal Court y a la promoción de Edward Bond y David Edgar. Después de practicar un teatro con tintes moralistas o político-sociales, característico de los años setenta en la institución londinense, comenzó una trayectoria propia, el teatro de Catástrofe.
Este concepto teatral participa de algunos postulados de Artaud: en la temática busca situaciones liminares (muertes violentas, infanticidios, violaciones, despotismo en el ejercicio del poder, anulación del más débil, manifestaciones de lo más denigrante de la condición humana, explotación de las personas, etc) propuestas en lugares que él llama pos-apocalípticos, con la intención de universalidad, pero dejando trazos de reconocimiento, de traslación de la escena a la realidad.
Caracteriza su teatro la reinvención de la tragedia con una presencia permanente de muertes violentas; relaciones sexo / poder, donde el cuerpo humano vejado se erige como metáfora de abuso de autoridad; un fatum que abate a los personajes; la utilización de un lenguaje más metafórico y con resonancias fonéticas, que naturalista, para alejarse de lo cotidiano y percutir. Asimismo, gusta hablar de reinvención porque en medio de la colectividad, de la polis, existe el individuo que adopta una posición ante los acontecimientos, aunque puede ser arrastrado por ellos.
En un manifiesto sobre el teatro de la catástrofe, Barker opone el teatro humanista al de nuevo cuño (imitando la doble columna de Brecht en relación al teatro épico) y anota alguna de las finalidades: «la risa esconde el miedo»; «el arte desafía la comprensión»; «no existe mensaje»; «el público no entiende todo»; «el autor tampoco»; «el espectáculo es importante // el público sale dividido // y regresa a su casa // perturbado // o sorprendido».
En As possibilidades se observan las notas descriptivas de este teatro que mantiene claros puentes con el de Bond. El espectáculo presentado en el Teatro de Almada es un mosaico de nueve pequeñas piezas, fragmentarias, para presentar un amplio espectro de la vida contemporánea, donde se ven todos los temas expuestos líneas arriba: la violencia que impide la vida cotidiana de una familia turca; una situación que recuerda a los secuestros con violencia y las violaciones de los Balcanes; o la venta del cuerpo o del conocimiento a través de la situación de una prostituta o de un vendedor de libros antiguos, que no quiere desprenderse de su mercancía. Hay más escenas que componen un friso contemporáneo de la sociedad presente.
Acertado en la propuesta temática, próximo al estremecimiento que debe provocar el teatro de la catástrofe, As possibilidades pierde fuerza conforme el espectáculo avanza por una monótona estructura de cada una de las partes que Barker repite de forma constante: tres personajes principales se reparten unas identidades que entran en conflicto y provocan una saludable tensión dramática, que decae en la medida que se observa el mismo esquema: agresor, agredido, víctima de daños colaterales de la situación entre contrarios. Son una lástima las escasas variaciones que provocan que los desenlaces de los fragmentos resulten esperables.
Un teatro de estas características necesita un director que aleje las situaciones del realismo; que les dé un relieve trágico, para conmocionar al público. Rogério Carvalho consigue unas atmósferas sugestivas y conmovedoras: atrapan al espectador, le sacan de referencias concretas y le insinúan situaciones donde la fuerza de la metáfora cobra su importancia. En la creación de estas atmósferas interviene el movimiento actoral y el diseño de iluminación, siempre sobre un escenario vacío, con tan sólo algún objeto que metonímicamente marca una referencia. Las diferentes tonalidades y situaciones de las fuentes de alimentación de la luz se encuentran muy estudiadas y son un acierto, aunque es una lástima que estos ambientes se estropeen por un espacio sonoro que, en bastantes de las escenas subraya y no aporta sugestiones para la correcta presentación.
Carvalho cuenta con un amplio elenco de actores muy jóvenes, sólo dos superan la treintena, y esta realidad supone una limitación para contar las historias, las de la tragedia de la catástrofe, dentro de los parámetros de Barker. Se aprecia el esfuerzo por huir del naturalismo, tanto en los signos cinésicos como en la voz, pero los resultados no son siempre los deseados. A estas carencias, además de la creación de atmósferas, opone el director una proxemia muy significativa y marcada del dibujo escénico, en cuanto a las intenciones o acciones de los personajes, pero aquí el director es víctima de la estructura del texto, porque a mismo esquema de escritura idéntico dibujo, reduplicando esa carencia monótona antes aludida.
Tampoco le ayuda la coralidad de los actores que no intervienen en la escena, pero que están sobre el escenario o han deambulado por él, antes o después, en ejercicios que recuerdan más el trabajo de escuela, que la función de un coro en estas tragedias contemporáneas. Pese a estos inconvenientes, se agradece el riesgo la apertura a las no tan nuevas, pero desconocidas, escrituras escénicas.
As possibilidades de Howard Barker. Dirección: Rogério de Carvalho. Escenografía y vestuario: Ana Paula Rocha ; Diseño de luces: Guilherme Frazao; Espacio sonoro: Miguel Laureano. Interpretes: Alexandre Silva, Ana Água, Andre Alves, Beatriz Carretas, Cátia Terrinca, Cleonise Tavares, Daniel Viana, Joana Campelo, Joao Farraia, Jose Redondo, Miguel Valle, Nádia Yracema, Nuno filipe Fonseca, Pedro Walter, Sofia Vitoria, Vicente Wallenstein y Welket Bungué.