Tan etéreo
Las Artes de la calle inundan las calles, parques, espacios y rincones de ciudades como Valladolid, Leioa, Lekeitio, Zarautz, Bilbao, Villarreal, Viladecans, Segovia, Tárrega, Aurillac, Chalon sur saône, Avignon, Stockton, Amsterdam, Laussane, Berna, Ferrara… y tantos y tantos rincones en todo Europa, en todo el mundo.
Pero en los espectáculos de calle rigen las no reglas. La calle sucede, surge desde multitud de acontecimientos que confluyen en un lugar y tiempo determinado.
En un rincón puedes toparte con Body Rhapsody. Desde el mimo clásico al clown van surgiendo personajes, títeres creados con una rodilla, con la barriga, con el pie…personajes entrañables de carne y hueso que cuentan pequeños trozitos de sus vidas. Pequeños seres que toman prestada parte de un cuerpo ajeno, le ponen alma y mueren ante el aplauso de un público que seguramente volverá a buscar personajes similares o distintos a los creados por Hugo. Pequeñas dosis de poesía, que bien podrían ser la semilla de una gran pasión.
Lo extraordinario invade lo cotidiano. Pregúnteselo a Cacahuète con su Entierro de mama. Una familia al completo va a enterrar a la madre difunta. En la búsqueda del cementerio se pierden por un desgraciado azar, entonces buscan desembarazarse del féretro por todos los medios. Crean una situación tragicómica y un deambular urbano imprevisible. En este caso el espacio público se convierte en el escenario ideal para reinventar los procesos, para generar nuevas perspectivas y para crear una relación distinta del ciudadano con su ciudad.
Pero las artes de la calle permiten también modos y expresiones tan diferentes que extienden el género creando mestizaje artístico y multiculturalidad. Así nos encontramos en una paseo con árboles a Compagnie Oposito, 18 comediantes y 4 músicos en movimiento contando micro historias, cada uno la suya, reflejos de la vida de una sociedad, o de varias. Una alegoría de la vida misma donde todo cabe. Belleza, falta de lógica como el mundo. Kori Kori toma partido por el todos para uno. A modo coral representando a la muchedumbre, a la intra-historia, a la suma de historias, pero sin ser dueños de su propio destino.
Si las artes escénicas contemporáneas se caracterizan por la ruptura de las líneas divisorias entre el teatro, la danza, el circo o el audiovisual…estas líneas son aún más borrosas en las artes de la calle… Buena prueba de ello es la danza, la acrobacia y el espacio sonoro creado por Vincent Warin, una bicicleta y un violonchelista en L’Homme V. ¿Es circo? ¿Es danza? ¿Es música? Simplemente es poesía.
La calle ese escenario de 360º donde se rompen las rutinas en la comunicación entre el emisor y el receptor integrando ruidos y obstáculos visuales; incorporando la libertad de movimiento del público; cambiando el concepto de frontalidad. Dikothomia utiliza las técnicas de circo para escribir su historia en Spazi 0. Malabares, emociones con el cuerpo, acrobacia y trapecio son sus letras. Lo subrayan con danza y trabajo físico para hablar sobre la rutina y sobre los conflictos de una relación de pareja claustrofóbica aunque todavía exista un lugar para reinventarse…habrá que descubrirlo.
Una catedral es el fondo elegido por Yi Fan, Ignacio Herrero, para presentar Gritando sin hacer mucho ruido. El espacio público se convierte en la escenografía del espectáculo. Según Le Journal de Saône-et-Loire el espectáculo está «lleno de sinceridad, un espectáculo a la frontera del teatro, la danza y el circo, que muestra a un hombre y su fragilidad». Un espectáculo que se mueve en la cuerda floja de la emoción, la intimidad y la debilidad de un hombre.
En la sala el orden precede al espectáculo. En la calle, el espectáculo produce el orden. Es el acontecimiento que transforma el espacio. Este tiene un dinamismo propio, cuyas radiaciones generan un orden mágico y efímero. El Espejo negro lo borda en La cabra. Una «troupe de gitanos» irrumpe en medio de la calle entre palmas para buscarse la vida pidiendo. Maestros de la des-vergüenza…Un guiño de complicidad y de aunar disciplinas artísticas para conseguir una maravillosa fusión entre los actores y los títeres, como ellos mismos dicen creando «LA CON-FUSION…». ¡Y todo esto, por unas monedas!
Las calles son invadidas por los sueños que existen únicamente en el momento en que se representan y que invitan a volar. En Indomador un personaje transforma el escenario en un animalario donde intenta domar su propio instinto. Un lucha con nuestra propia animalidad. Nos hace preguntas, crea belleza, ofrece ideas…genera sorpresa. No existen barreras, Animal Religion provoca y el público reacciona y la ciudad a modo de escenario los acoge creando siempre una mirada nueva y renovada.
En las artes de la calle no tenemos un cuadro dentro de un museo, ni una pieza teatral dentro de un teatro. Tenemos un emisor, un receptor en un espacio no convencional que se convierte en un espacio de comunicación para el Arte. Surge la ilusión y fluye la comunicación. Estamos hablando de la esencia misma del hecho escénico. Estamos hablando de algo mágico, onírico y trascendente aunque sea tan etéreo.