La maquinaria de la ingeniería dramática y la perplejidad gozosa
La ingeniería del drama, en la dramaturgia, puede ampliar sus fronteras cuando se abre a la teatralidad y su maquinaria, en el escenario.
El contraste entre la creación de una ficción realista, propia del modelo dramático, frente a la performatividad plástica y dinámica de lo teatral, cuando se hienden, como hace Marius von Mayenburg (Alemania) y la Cía. Il Maquinario (Galicia), generan una rica perplejidad.
El juego con efectos sorpresa o imprevistos, que rompen la causalidad de una posible línea de acción, es utilizado en PERPLEJO para deshilar las situaciones creadas y hacer emerger otras insólitas, en una acumulación que desafía la solidez de lo que parece que ocurre.
La obra especula con la construcción y destrucción de las situaciones aparentemente dramáticas, aparentemente realistas, aparentemente miméticas, de tal modo que también pone en crisis, desde los mecanismos de la comedia, nuestra concepción de la realidad, de las relaciones de pareja, de familia, de amistad.
PERPLEJO demuestra que el teatro dramático textual, que también es «literatura dramática» en su edición libresca, y la palabra, no impiden el surgimiento de imágenes y emociones sino todo lo contrario, las propulsan, siempre que el equipo artístico sepa danzar con ellas como hace la Cía. Il Maquinario.
El alemán Marius von Mayenburg demuestra su pericia en la ingeniería dramática. Tito Asorey y su equipo demuestran la brillante inventiva escénica en la combinación y ejecución interiorizada de convenciones y recursos estilísticos diversos, desde el empleo de proyecciones audiovisuales sobre la escenografía blanca para desintegrar el escenario burgués, con sofá tresillo blanco, a lo Ubu Roi de Declan Donnellan, empleo de disfraces, grafiti sobre las paredes de la escenografía y desmontaje de la misma, entradas fantasmagóricas, utilización de voz amplificada micrófono en mano en escenas de fiesta, secuencias en un tono de animación (cómic, dibujos animados), etc. hasta el manejo de una dicción ágil llena de solapamientos y simultaneidades a lo Daniel Veronese, Claudio Tolcachir, o la época de las comedias shakespearianas de Ur Teatro y Elena Pimenta, etc. PERPLEJO es un espectáculo asentado en el progresismo de los lenguajes dramático y escénico que se regodea en lo lúdico como eje del encuentro y del sentido del mismo.
Un trabajo en el que se adivina la importancia de una base colaborativa entre Melania Cruz, Fernando González, Fran Lareu, Laura Míguez y, en la función que pude ver en el Auditorio Municipal de Vigo, el 8 de mayo de 2015, también Marta Lado.
¡El teatro, ese arte colaborativo y social!
El espectáculo PERPLEJO, de la Cía. gallega IL MAQUINARIO, es una irrefutable demostración de que el teatro, cuanto más colaborativo y cooperativo más se eleva en lo artístico.
Bien es cierto que para ello no solo con la intención basta, sino también con una fuerte base en el oficio y en el manejo técnico.
IL MAQUINARIO es una joven compañía que salió de la ESAD DE GALICIA. Su primer espectáculo, O HOME ALMOFADA de Martin MacDonagh, fue su Trabajo Fin de Estudios en la Escuela Superior de Arte Dramático de Galicia y una magnífica y exitosa carta de presentación profesional. PERPLEXO de Marius von Mayenburg es su segundo espectáculo y, a unos meses de su estreno en Ourense, ha ganado cinco premios María Casares (Mejor espectáculo. Mejor Dirección para Tito Asorey. Mejor Iluminación para Germán Gundín y Tito Asorey. Mejor Vestuario para Yaiza Pinillos. Y Mejor Traducción-versión para Catuxa Pato y Tito Asorey. A lo que yo, sin dudarlo, añadiría también Mejor Interpretación para Melania Cruz, Fernando González, Fran Lareu y Laura Míguez por su poderosa convicción y alta capacidad en el manejo de diversos registros y matices interpretativos, siempre desde un disfrute y una diversión contagiosas).
En PERPLEJO se ironiza sobre las relaciones establecidas en la generación de los treinta y cuarenta años, cuando ya se tiene una cierta experiencia respecto a las ilusiones y desengaños en el ámbito de la pareja, la familia, la amistad, el trabajo, las vacaciones, la diversión.
La ironía se establece en el juego de desintegración, en un collage de situaciones en el que dos actrices y dos actores van mutando de personajes para hacer emerger otras situaciones que, partiendo de presupuestos realistas, acaban en clímax delirantes.
Las parejas y la familia son el centro que estalla en esta comedia.
Como ya he señalado, los efectos sorpresa o imprevisto van rompiendo la expectativa de un hilo narrativo para, en su lugar, ir desenhebrando situaciones disparatadas que ponen al descubierto las débiles seguridades que alimentan los compromisos.
Dentro de las réplicas verbales, de vez en cuando, se cuelan declaraciones metateatrales sobre el propio juego.
Las escenas funcionan como sketches enlazados en los que se van administrando diversos «coups de théâtre», y esto atrapa a la recepción sin soltarla, mientas la mente lidia con la perplejidad suscitada por los trozos de historias que van emergiendo y diluyéndose sobre el escenario.
«Algo huele a podrido en los cuartos de estar de Europa», dice Laura en el simulacro de la mujer de la limpieza. Y es que estos juegos inventan una nueva farsa irónica que mete en la pista del circo las ansiedades y desasosiegos de las relaciones en la sociedad aparentemente acomodada y aparentemente civilizada del llamado primer mundo.
Ese circo nos permite supurar, reír y, a la postre, poder seguir con nuestras diatribas y obsesiones, agarrándonos a la pareja, al trabajo, a las redes sociales, a la programación y planificación de la diversión, del ocio, de los sueños y proyectos, a la fijación de un cronograma de la vida.
«El mundo ya no es un objeto sino información sobre un objeto», dice un personaje del mosaico. Esa información que supone un paliativo a la inquietud que ella misma impone.
La metateatralidad, o la ostensión paradramática del juego teatral, cierra el espectáculo como justificación retroactiva de toda la perplejidad provocada por la no restitución de una historia o unos personajes.
Las actrices y los actores juegan ahora a desmontar la escenografía aparentemente realista cuestionando la propia escenificación, aunque este desmontaje no sea más que otra apariencia, otra ficción.
La obra dramática juega a desaparecer como si quisiese dejar sitio al espectáculo, a la performance afirmada en la actuación y en la utilización de los múltiples dispositivos escénicos.
PERPLEJO, de la Cía. IL MAQUINARIO, es un espectáculo brillante que consigue hacer de la complejidad un divertimento lleno de matices y de lecturas. Un enredo lúdico que no hila una historia sino unos temas que nos afectan desde la comicidad. Una descontracción de las neuras que se instalan hacia el ecuador de la vida de una clase media en crisis.
Afonso Becerra de Becerreá.