Escritorios y escenarios

Celebración

Después de los vinos, las tapas, los saludos y los re-encuentros me fui de la celebración del cuarto aniversario de la librería Yorick pensando que la vida es un suspiro… No lo digo únicamente porque perdí la noción del tiempo –conste que solo me tomé tres vinos– sino porque me descubrí rodeada de gente variopinta con la que comparto el gusto por el teatro y por los libros… Encontrar personas con tales intereses puede resultar peculiar en el mundo de hoy… Lo que quiero decir es que somos minoría y, a pesar de semejante desequilibrio, todavía existen, les aseguro que he conocido a varias.

También fui consciente de que he pasado cuatro años de mi vida visitando aquella librería de teatro para encontrar las obras, los textos, los manuales, los compendios que antes, cuando era más joven, no podía adquirir porque el libro no circulaba o porque no estaba traducido al español. Por fortuna las cosas han cambiado y ahora es más fácil acceder al pensamiento de muchos autores que sentían y sienten simpatía por el teatro. Hasta existen las bibliotecas públicas, las privadas, los amigos que te prestan libros, los amigos que te los roban, las librerías enormes, las modestas o incluso las especializadas como la Yorick; asimismo internet, los archivos pdf, el dropbox, las fotocopias, entre otros. Y aunque el azar tiene algo que ver, eso tampoco voy a negarlo, mucho de lo que acontece en la nueva situación, así como en la propia vida, se debe a que hay personas que toman al toro por sus cuernos.

Gracias a eso hoy respiro agradecida y celebro el cambio… al ser persona inquieta y dedicada a menesteres poco rentables, en términos económicos, ingenua o ambiciosamente –si no es lo uno es lo otro–, fantaseo con tener las paredes de mi casa abrigadas de anaqueles, tablas o repisas que resguarden los libros de teatro que ya tengo, los que no tengo y los que tendré. Y si a estos libros les acompañan los de historia, ciencias, biología, filosofía, cuento popular, crítica, novela, cocina, etc, mi hogar sería más que un refugio, sería el lugar de la inspiración.


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