Negro & negro

Prepotencia o petulancia, o las dos

El devenir teatral de esta profesión que nos lleva por caminos, senderos o veredas inverosímiles no deja de asombrarnos. En ocasiones para mal. Sin ir más lejos, hace unos meses fui a ver a una actriz con trayectoria y renombre que representaba un personaje principal de un texto clásico, de esos que se denominan «de culto». Y sufrí mucho. Sufrí, sobre todo, por ella. No se lo merece. No se merece caer en manos de gentes que cojean de prepotencia o de petulancia, o de las dos cosas a la vez. Además de alguna otra cosa más.

La dirección no se entera que texto tiene entre manos. Un texto clásico, reconocido de la Literatura española universal. Un texto rico que habla de la pasión amorosa, de la codicia, de la astucia y de la muerte. Un texto clásico con planteamiento, nudo y desenlace que comienza de una manera cómica y va tornándose hacia parámetros más trágicos. Todos los personajes giran en torno al personaje principal. Los filólogos no se ponen de acuerdo sobre la intencionalidad de la obra en cuestión, dada la complejidad y riqueza de la misma. Algunos niegan la intención moralizante del texto, otros insisten en este aspecto. Hay opiniones que insertan la obra en la tradición literaria de la época resaltando su aspecto artístico y otros subrayan que son los convencionalismos del amor de la época los que determinan el comportamiento de los personajes.

El texto es un reto en sí mismo. Lo han puesto en escena grandes del teatro en España como José Luis Gómez, Margarita Xirgu, José Luis Alonso, Adolfo Marsillach, Angel Facio, entre muchos otros. Incluso Robert Lepage realizó una versión canadiense de este mismo texto estrenada en España. Este texto…en este contexto… no se debe afrontar desde la petulancia. No enterarse que se tiene entre las manos y destrozarlo, ser incoherente, aburrido y pretencioso. Si añadimos que el personaje principal lo defiende una actriz con una trayectoria larga e intachable no se debe afrontar el trabajo con ella desde la prepotencia. Porque ella, ha representado en su vida más textos que la dirección ha dirigido, porque ella seguramente, ha leído más textos que la dirección ha leído y porque ella con toda seguridad, tiene más recursos, más soluciones y sabe más de teatro que la dirección misma por muy dirección que sea. Por lo tanto, un poquito de humildad, un poquito de responsabilidad, un poquito de respeto y a estudiar más teatro y más dirección de escena. Que una actriz así no se merece esto, que el público tampoco se lo merece. Un poquito más de por favor, y menos de las otras dos.


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