Desde la faltriquera

Las enseñanzas artísticas ante su OPA

Cuando intervengo en algún foro de enseñanzas artísticas (Música, Danza, Arte Dramático, Artes Plásticas y Diseño, y Conservación y Restauración), pongo el mismo ejemplo, el del abotonamiento de una camisa. A todos nos ha ocurrido empezar confundiendo ojal y botón en el primer envite y al llegar al último darnos cuenta de que nos sobra un botón. Hay que desandar el camino y volver a empezar. Esto mismo, pienso que le ocurrió al equipo ministerial de Rubalcaba en el lejano 1992, cuando promulgó el Real Decreto 389/1992, desarrollando la Ley Orgánica 1/1990 (en 90 Rubalcaba era Secretario de Estado de Educación), por el que se regulaban las Enseñanzas Artísticas. Se les sacó del limbo dónde estaban situadas, pero no se les colocó en el lugar adecuado.

Las consecuencias de ese RD fueron múltiples (equiparación de títulos de enseñanzas artísticas con titulación universitaria, marco curricular y dotación de espacios, etcétera), pero quedaron en la indefinición varios aspectos. Por mencionar dos, una titulación imprecisa, enseñanzas conducentes a la obtención de un título equivalente a licenciado universitario, y la no equiparación del profesorado con el universitario, ya que las enseñanzas artísticas otorgaban una titulación universitaria a todos efectos.

Sobre esta inestable base se sucedieron leyes de todo rango, entre otras, las sucesivas Leyes Orgánicas de Educación, las que promulga cada gobierno entrante que no resolvían el problema de fondo, mientras las CCAA fueron implementando estas enseñanzas en sus territorios. Si el sistema educativo ha permitido la desmesura de 85 universidades en España (50 de titularidad pública), no fue a la zaga la Escuelas Superiores de Enseñanzas Artísticas, hasta el punto que a día de hoy sobrepasan no por mucho el centenar. Esta proliferación agrega problemas, idénticos al de las universidades, más centros, más profesores y más egresados, que el mercado no es capaz de absorber.

Mucho ha llovió desde 1992 para las enseñanzas artísticas: entrada en el Espacio Europeo de Educación Superior; promulgación del Real Decreto 1614/2009 que reconocía los grados universitarios y los de enseñanzas artísticas en el mismo nivel; sentencia de Granada, refrendada en el Supremo por el que los Títulos de Graduado de las enseñanzas artísticas superiores se entienden como Títulos Superiores de Enseñanzas Artísticas equivalentes a Grados, pero sin serlo; reunión de Mario Bedera en 2010, Secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, con representantes del sector de las EESSAA, en la que comprendió la necesidad de construir un marco específico para estas enseñanzas con parangón universitario, derivado de la legislación existente y de la entrada en Bolonia. Entendió también que la sentencia de Granada no cuestionaba solo aspectos formales (problemas de nomenclatura), sino que acarreaba otros problemas de ubicación en el sistema de educación español y de profesorado; y supo de la reticencia del alto funcionariado del Ministerio de Educación a desandar el camino, pues son partidarios de dejar las EESSAA en el limbo legal. La decepcionante Lonce dejó las cosas como estaban.

La sucinta enumeración del párrafo precedente encierra un proceloso marco legislativo cuyo estudio en mi opinión arroja algunas conclusiones: ninguna intención por parte de la administración del Estado y Autonómica para sacar a las Enseñanzas Artísticas del limbo en el que se encuentran; ninguna sensibilidad ante lo artístico y su entrada en el marco formativo de las enseñanzas primaria y secundaria (basta ver la marginación del llamado y no implantado bachillerato artístico); ninguna percepción de que la cultura desarrollada con calidad podría ser un motor de la economía española (Cultura y Educación se dan las espaldas); ningún deseo de equiparación del profesorado de las enseñanzas superiores artísticas con los de las universitarias.

Me detengo en el último punto. La indeseable equiparación de algo más de 2.000 profesores de estas enseñanzas, donde aproximadamente un 90% tienen un nivel 24 y muchos son interinos, que si saltaran a un sistema universitario deberían pasar a nivel 27 (con las correspondientes acreditaciones o fórmulas puente que existen); y el 10% restante con nivel 26 ó 27 debería transformarse en 29. Los presupuestos de enseñanza se desbocarían para fomentar unas enseñanzas que la administración educativa considera excesivamente caras, inútiles por parte de mostrencos con mando en plaza y menos ventajosas que la formación profesional.

La desorientación de los profesores de las enseñanzas artísticas es manifiesta, así como la desunión (mientras unos abogan por la adscripción a alguna universidad otros quieren mantener su identidad reconocida y remunerada). Y mientras en los claustros de las artísticas se dilucida sobre si son galgos o podencos con su interinidad a cuestas, la universidad (las 85) trabaja sobre los mapas de titulaciones para no competir y, sobre todo, para no enfrentarse al colectivo docente consolidado. Sobre la mesa universitaria los dobles grados y las nuevas titulaciones, entre otras los Grados en enseñanzas artísticas, donde cuentan con profesorado para impartirlo ¿Qué no son los más idóneos? Bueno, pero son los que tienen una plaza en propiedad. Algunas universidades trabajan con seriedad en el diseño curricular de enseñanzas artísticas en sus campus para que se lo apruebe la ANECA e implantarlo. Será una OPA hostil en su día contra las EESSAA, que contará con el beneplácito de la administración educativa.


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