Foro fugaz

Shakespeare, protector del Teatro

El próximo 26 de abril van a cumplirse 400 años de su muerte y su teatro sigue más activo y actual que nunca. Ante las permanentes dudas sobre el vigor y necesidad del teatro, su majestad Shakespeare responde con audacia, modernidad y fuerza de la mano de sus múltiples acólitos, creadores que se adentran en sus aguas para hablar de nuestra época. El teatro es un anacronismo necesario.

Shakespeare es teatro, como lo son otros autores dramáticos que lo anteceden y preceden. Quiero recordar a algunos al ritmo de mis preferencias: Sófocles, Aristófanes, Fernando de Rojas, Tirso de Molina, Calderón, Moliere, Chejov, o Samuel Beckett. Pero el caso de Shakespeare es aparte, pues su fulgor alcanza hasta nuestros días y sobrepasa con mucho el ámbito teatral. No hablamos sólo de las adaptaciones al cine o la televisión, hablamos de todo lo que es escena viva, la comedia musical, la danza, el circo, y algunos hechos políticos que parecen burdas imitaciones las escenas y diálogos de sus obras… Cada vez que llegamos a Shakespeare recordamos que el teatro es una de las fuentes de la poesía oral, de la literatura en acción, del escenario como espacio de interpretación del destino.

La revista Time publica en su edición de esta semana un diagrama en donde se sigue la cronología de las obras de Shakespeare y su influencia en varios rubros, influencias que rebasan al cine y al teatro hasta entrar en lo que llaman Vida Real. Porque analizando sus tragedias podría escribirse una Mecánica del poder, y sus comedias son un juego de apariencias, tan adaptable a nuestro tiempo. En el mismo diagrama se muestra de manera gráfica la explosión de su talento en pocos años como de una Supernova cuya luz aún llega a nuestros cielos.

Shakespeare y Cervantes, 400 años y siguen vivos

Resulta conmovedor que Cervantes y Shakespeare hayan muerto oficialmente en la misma fecha, el 26 de abril 1616. Dos vidas diametralmente opuestas, la de un empresario de teatro y la de un soldado sin fortuna; dos idiomas que se complementan; dos géneros que nunca se han llevado muy bien (en especial en este tiempo de industria editorial): la pieza y la novela. En nuestros días se expresan muchas dudas sobre la inclusión del teatro como género literario, dudas que surgen desde los propios dramaturgos o de los directores de teatro. Con Shakespeare estas dudas se disipan, es Gran Literatura.

Lo sorprendente es que en círculos completamente diferentes, en países enemigos que se enfrentan por la supremacía del mundo, con idiomas que se repelían y con personajes diametralmente opuestos, el destino los haya unido, no sólo al cerrar el ciclo de sus vidas, también en el alcance de sus encomiendas. Shakespeare funda el teatro contemporáneo y Cervantes la novela, géneros que son un pilar en el entendimiento del mundo. La mala fortuna persiguió a Cervantes hasta el final de sus días y sus éxitos fueron saboteados por los envidiosos que trataron de copiar su Quijote pensando que los emblemáticos personajes estaban al alcance de cualquiera que supiera mover la pluma. En el caso de Shakespeare, sus años de creatividad son tan fulgurantes que otros envidiosos han tratado de encontrar varios autores bajo el signo de Shakespeare and Co sin que hayan podido demostrar ninguno de sus sabrosos y novelescos argumentos.

Mecánica del destino, en un espacio y tiempo determinados, presentados para un público dado y bajo el signo de la diversión, eso es el teatro, ese es Shakespeare, nuestro contemporáneo como lo escribe en su famoso ensayo Jan Kott.

Las dificultades de Shakespeare en español

Leer o interpretar a Shakespeare en nuestro idioma no es tan obvio como podría creerse. La primera gran dificultad es la traducción. Resulta imposible restituir en castellano la grandeza de sus versos y su prosa. Misión imposible también es actuarlo o dirigirlo. Los ingleses aprenden desde la escuela elemental a decir sus textos. Nosotros con dificultad nos acercamos a nuestros clásicos y tenemos la nefasta tendencia a recitarlos. También las situaciones de los personajes son extremas y las historias complejas. Por eso las buenas puestas en escena son fundamentales para entenderlo, porque es en el escenario en donde encontramos la inmensidad de sus obras, conexión entre mundos diferentes, historias del absurdo, el mundo visto como una gran escena temporal.

Escalar esa montaña requiere paciencia, un buen bagaje de conocimientos y el deseo de entrar en ese mundo. Porque mucho hablamos de William, pero pocos conocen realmente a Shakespeare.


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