También hay buenas noticias
Escribo desde Oporto, con un FITEI (Festival Internacional de Teatro de Expresión Ibérica) en pleno proceso de renacimiento. Tras la crisis interna de la organización añadida a la crisis económica general de Portugal, una nueva dirección artística a cargo de Gonçalo Amorim, busca reforzar la identidad de este veterano festival que el año próximo llegará a su cuadragésima edición, lo que nos debe volver a cuestionar esa tendencia tan castiza de olvidarnos de una realidad tan fecunda teatralmente como es la portuguesa. Nunca he sabido si esa postura colectiva es fruto de la arrogancia o la ignorancia, pero es algo tan obvio como poco adecuado. Vayamos tomando nota para apoyar como se merece esta iniciativa que por cuarenta veces ya junta las dos orillas del Atlántico.
Este año en el FITEI el tema central es la escenografía y en Mosterio Sâo Bento, hay una exposición de varios «trozos» de escenografías de varios montajes del Teatro Nacional Sâo Joâo que dan una idea magnífica de dos cosas, de la creatividad de sus escenográfos y de una política adecuada de guardar en condiciones el patrimonio de las puestas en escena realizados por esa institución teatral. No quiero ni pensar qué sucede con las escenografías históricas de las unidades de producción del INAEM. No quiero amargarle el día a Andrés Peláez que tanto ha sufrido este desorden, ni a nadie. El Museo Nacional del Teatro de Almagro ha tenido dificultades serias para poder rescatar piezas valiosas de nuestra historia teatral reciente. Y los expolios en algunos almacenes han salido en los medios de comunicación y no sabemos si se ha puesto solución. Hablo de esos lugares, pero sucede algo similar en el resto del Estado español. Nos estamos quedando sin memoria real, tangible, para estudiar texturas en los vestuarios, detalles en las escenografías y todo va a ser virtual.
La buena noticia es que ha retomado la senda el FITEI de alcanzar la notoriedad merecida y la muestra es su programación donde ya han estado Las Ideas de Federico León en representación de Argentina y desde Chile vienen «El señor Galíndez» de Tato Pavlovski en el montaje de nuestro amigo Antonio Altamirano para Teatro Amplio y «Los Millonarios» de Teatro de La María uno de los montajes más importantes de los últimos años del teatro chileno. Hemos visto alguna propuesta del teatro portugués actual, Mala voadora ofreció «Pirandello» un espectáculo donde prima la escenografía, marca el estilo, la estructura dramática, y sobrepasa a la dirección y a la interpretación, una exhibición de poderío que nos dejó algo distantes. En el sentido contrario, muy cercano, quizás demasiado hermético, pero con mucho magma teatral, «Sal» de Teatro do frio, con una propuesta de riesgo, basada en el trabajo deconstructivo en ocasiones llevado a los límites de la actriz Catarina Lacerda que sabe combinar el cuerpo como expresión poética y la poesía como expresión física. Gente nueva, primera dirección de Tiago Sarmiento, con «A vertigem do nossos corpos», a partir de un texto de Adam Rapp, a señalar la buena utilización de todo el espacio donde se representó, la calidad de la actriz y la fuerza de la propuesta pese a tener un compendio de los errores de un primerizo. Tiene ideas y ganas y eso le avala para esperar sus próximas aventuras.
Una nota al margen, las circunstancias económicas han variado el fin del FITEI, ya no somos una legión de invitados, ya no existe ese ambiente convivencial. Es una opción de supervivencia, de colocar el peso del presupuesto en otro lugar, en la programación y en la búsqueda de nuevos públicos. Otra generación suficientemente preparada se ha hecho cargo de al dirección artística y de la gestión. Tendrá nuestra solidaridad y compromiso como la tuvimos con los anteriores equipos. Y todo se andará y se acomodarán a los tiempos todos los concurrentes.
La otra buena noticia es que Miguel del Arco, con Kamikaze y otros socios se hacen cargo de la gestión y programación del madrileño Teatro Pavón, hasta hace unos meses sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Es un paso comprometido, pero es el acomodo de la realidad a la utopía: dominar los medios de producción. Tener una sede propia, un teatro de tamaño medio, pero con dotación excelente para poder desarrollar las próximas producciones en la mejores condiciones. Proponer a la ciudadanía una propuesta identificable, no una amalgama de ocurrencias y oportunidades. Le daremos más vueltas a esta buenísima noticia a la que le deseamos suerte y justicia. Y les mandamos toda la energía positiva para que puedan superar todas aquellas trabas que se encuentren. Es bastante importante que desde la iniciativa privada se tomen estas importantes decisiones, no solamente desde la gestión mercantil, sino artística. Esta es, a nuestro entender, la gran diferencia. El Gran Compromiso.