¡Qué locura con #LACURA!
¿Saben esa sensación tumultuosa de estar trabajando a piñón en algo, y cuanto más avanzas y construyes, más trabajo parece que te queda? Sí, a lo Ley de Murphy subiendo las escaleras de Escher. Pues así me siento últimamente, eso sí, no voy a mentirles, mezclada con un regusto alegre de impaciencia y unas ganas locas de compartirlo y darle a luz. Luego está el detalle de las contracturas musculares generadas por la necesidad de tener que ocuparme de todos los departamentos de una producción teatral profesional pero sin producción… #youknowhatimean
…nada que no pueda arreglarse con un buen capítulo de Juego de Tronos.
Y ustedes dirán «¿qué coño es LACURA?» y yo les diré «coño, lo del solo teatral de auto-ficción que empecé a escribir con el coño el año pasado y que en 2 semanas muestro en el Festival Mito y Teatro de Malerárgues (Sur de Francia) en los Chateaus de Pantheatre (Roy Hart)… ¡coño! ¡que no queda ná!»
Lo confieso: estoy enamorada, no tanto de la tensión cervical, sino de lo que estamos creando. Y digo estamos porque en este proceso creativo me acompañan unos máquinas profesionales maravillosos que hacen de mi visión una panorámica imposible de tener sin ellos. Enamorada y agradecida. Así me siento al construir este proyecto cogida de sus manos.
Por un lado, mi gurú escénico -así lo llamo yo- Enrique Pardo, me asesora y dirige «los espíritus» de cada escena y el color de las almas de los personajes que invoco en la obra, investigando las posibilidades dimensionales y registros vocales, tanto de la palabra como los de la voz cantada. Por otro lado mi amigo Daniel Gallardo, actor y tío bueno, me ayuda en la dirección, ajustando los ritmos, transiciones y perfilando los estilos teatrales que utilizo en el espectáculo. Eduardo López, un enamorado de las técnicas visuales y del chamanismo ancestral, se ha dado en cuerpo y cámara para diseñar el espacio audiovisual y ayudarme a contar esta historia a otro nivel tecnológico. Y por último Marta Belmonte, mi mano derecha, y a veces también la izquierda, que asesora artísticamente en todos los departamentos, creativa y activamente. En definitiva, equipazo que tiene LACURA.
No sé si he dicho que ando molida del tute y que sueño con diálogos, abuelas, dossiers y fotos del espectáculo, pero reconozco también estar orgullosa y feliz de estar en este punto, contar con la gente que cuento y soñar con las posibilidades que pudiera darme, y ofrecer a la vez, esta creación sagrada.
Funciona esto del rito, la bendición y lo sacro. En serio, y lo estoy comprobando con LACURA, porque esta obra va más allá de mí, y sin embargo, nunca había estado tan cerca. Cualquier verdad es sagrada, el esfuerzo es sagrado, la implicación, las creencias, las emociones, las apuestas, los miedos… cada cosa que ES, tal cual es, es sagrada, o así lo CREO yo.
¡Qué locura con #LACURA!
Creo que hasta voy a tener que volver a apuntarme a un gimnasio para darle caña al cardio, y hacerme otra vez todos los ejercicios de pronunciación de Vicente Fuentes, #lamadrequemeparió, a veces con la carrerilla y esta esencia canaria no me entiendo ni yo.
… menos mal que Dios me dió un buen cabello, que si no entre Puenting –mi película aún en proceso de post producción- y LACURA, me quedo calva cual Julio Anguita.
Por cierto, hablando de todo un poco, y sin condicionar, ahora que están las segundas elecciones a la vuelta de la esquina:
¡No voten ni a PP ni al PSOE!
… por joder, simplemente, a ver qué pasa.
Good week to everyone.