Lurrak
Si la producción de cualquier espectáculo es una empresa complicada en sí misma, atreverse con una producción de circo, de gran formato y querer llevarla adelante con un equipo artístico formado por gentes del país … ¿qué vamos a decir?. Únicamente unas locas maravillosas como las hermanas Lorente, alma mater de Aire Aire, son capaces de liarse la manta a la cabeza y tirar hacia adelante con el proyecto. Dirigido por el prestigioso director de escena Adrian Schvarztein, maestro de circo, y contando con los apoyos de la Muestra Internacional de Artes de la Calle KaldeArte de Gasteiz y con el Festival Internacional de Teatro y Artes de la Calle Bilboko Kalealdia nace Lurrak, propuesta de circo contemporáneo con label vasco.
Cinco actores y actrices y cuatro músicos en escena. Cinco actores y actrices con capacidad de interpretar y que dominen varias técnicas circenses, que sean multidisciplinares. En cuanto los músicos deben ser conocedores de la música tradicional y tocar también instrumentos distintos, alejados de la tradición. Capacidad para componer e incluso improvisar en escena. La puesta en escena también es potente, con una estructura metálica central de más de 5 metros de altura donde evolucionan los artistas.
Tras un par de castings artísticos en Bilbao y Vitora, y después de un proceso largo de producción con residencias de trabajo también en Bilbao y en Vitoria, a las que hay que sumar una tercera en Iparralde, Lurrak se estrenó en junio. En el marco del Festival de Calle de Santurtzi en noviembre se estrenará la versión en sala del espectáculo.
La intención es producir un espectáculo enraizado en la cultura vasca, con artistas autóctonos, con calidad, con contenido y espectacularidad dispuesto a girar por el Estado, Europa y otros países, según declaraciones de los organizadores.
El resultado es bueno. Consiguen montar una fiesta en la calle con músicos muy versátiles y capaces de levantar un graderio entero. La dirección se mueve en una clave de humor, clown, movimiento y actividad desenfrenada en función de un contendido sutilmente reivindicativo. La parte teatral también es buena, cada componente resuelve su responsabilidad interpretativa con solvencia a pesar de tener rolles muy distintos a lo largo la función. Este es un valor importante en el espectáculo, conseguir esa versatilidad en el elenco. Quizás se le podía haber sacado más provecho a la estructura central, eje del desarrollo de la acción y base para el trabajo en los números de circo. Lo que pasa es que para eso, habría que contar con un elenco, en general, más sólido en la parte de las artes circenses. Es el punto más «flaco» y donde habría que mejorar, sobre todo, si se quiere atacar con fuerza los mercados europeos conocedores del nivel que existe en Europa, en general y en el circo francés, en particular.
En general, un trabajo muy aceptable. Vi la segunda función, que ya estaba muy bien. Hay tiempo para retocar la parte de circo y pensar que el esfuerzo es grande, atrevido y muy muy positivo para la calle vasca pero que acaso, en lugar de llegar con un elenco exclusivamente autóctono en un solo paso se puede llegar en dos pasos, que tampoco pasa nada. Porque llegar se llegará.¡Felicidades!