Cosas de la vida
El Festival Ana Desetnica se celebró entre el 28 de junio y el 3 de julio en la ciudad de Ljubljana. Ciudad preciosa, coqueta, de unos 270.000 habitantes, adornada por un cuidado patrimonio monumental, mezcla de modernismo centroeuropeo con edificios clásicos. Puentes divinos sobre el río Ljubljanica: los más conocidos el Puente de los Dragones y el Puente Triple, obra de Plecnik, que conduce a la Plaza de Presersnov y a la espectacular Iglesia Franciscana de la Anunciación. El Mercado es digno de mención. Al otro lado del río, un paseo espectacular repleto de restaurantes y terrazas. En lo más alto sobresale su Castillo, clave en la historia de la ciudad.
En 1918, con la caída de la monarquía austro-húngara se convirtió en la capital de Eslovenia. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial pasó a ser una república popular en el seno de la República Democrática Federal de Yugoslavia. Eslovenia se declara independiente en 1991. Estalló entonces la guerra de la independencia eslovena, también conocida como la Guerra de los 10 Días. En julio de 1991 se reconoce la independencia a Eslovenia. En 2007 entró en la zona euro, abandonando el tólar. Presenta una economía saneada con un interesante ritmo de crecimiento y una baja tasa de desempleo. Dos millones cien mil habitantes, de los cuales, un 95% están alfabetizados y conviven en un país verde, tranquilo, sobre todo, muy verde, situado muy cerquita de Italia, Croacia, Serbia o Austria.
Hace tres años me acerqué a Ljubljana para conocer el trabajo artístico de Teatro Mladinsko, popularmente conocido como el Teatro de la Juventud. En esta ocasión, regreso a Ljubljana para participar en el Festival Ana Desetnica. Cosas de la vida. Casualmente, el Festival Ana Desetnica ha sido elegido por DSS2016 para organizar en San Sebastián el día 31 de julio una muestra de «artistas de países como la propia Eslovenia o Francia, Lituania, Bulgaria, Austria, Italia, Croacia, EEUU y Ucrania van a acercar obras que van desde el pasacalles hasta la danza vertical pasando por el teatro de marionetas, el clown o el teatro de calle a gran escala», según comenta la Capitalidad donostiarra. Lo consideran como uno de los festivales europeos de artes escénicas más veteranos dentro de la especialización de teatro de calle.
Veremos qué pasa. Mi impresión sobre el nivel artístico del festival de este año en Ljubljana fue pobre. La mayor parte de la programación estuvo compuesta por espectáculos eslovenos, inocentes y bastante básicos. Una escasa representación internacional, tampoco con demasiada entidad. Destaco la agradable presencia de la compañía vasca Hortzmuga, que fue una sorpresa. Como positivo destacar el ambiente familiar del festival, un tanto hippy y las grandes posibilidades que ofrece la propia ciudad para el desarrollo de las artes de la calle. Y no mucho más, congratularme de la existencia del festival, fundamentalmente por la propia ciudad y suponer que a través de su historia habrán tenido ediciones mejores. Mencionar que este año Ljubljana es Capital Verde Europea. Cosas de la vida.