Estreno de ‘Francoren bilobari gutuna’ en la sala Harri Xuri de Luhuso
‘Francoren bilobari gutuna’ (Carta a la nieta de Franco) es el tercer espectáculo que presenta el equipo artístico formado por las compañías Artedrama (Bizkaia), Le Petit Théâtre de Pain (Lapurdi) y Dejabu Panpin Laborategia (Gipuzkoa), después de llevar a cabo ‘Errautsak’ y ‘Hamlet’. La idea surge del director del montaje Ximun Fuchs, y se desarrolla en un trabajo conjunto entre las improvisaciones de los intérpretes y el trabajo con los autores, Unai Iturriaga e Igor Elortza. La pieza, que se estrena el 31 de octubre en la sala Harri Xuri de Luhuso, se presenta como «la radiografía traumatológica de los huesos y mentiras de una comunidad enferma de la necesidad de supervivencia».
El libro «Nosotros, los hijos de Eichmann», escrito por el filósofo judío-alemán Günther Anders en 1964, fue el que inspiró a Ximun Fuchs a poner en marcha este proyecto. Adolf Eichmann fue el responsable de los transportes de deportados a los campos de concentración alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Fue secuestrado por el Mossad en Argentina y enviado a Jerusalén, donde fue juzgado y condenado a morir en la horca por crímenes contra la Humanidad. Sin embargo, Eichmann declaró que se había limitado a ser un simple ejecutor de órdenes superiores. Fue la filósofa Hannah Arendt quien hizo un estudio de Eichmann y sus obras a raíz del juicio. En él traza la tesis de la banalidad del mal, en la que defiende que lo preocupante de la existencia del mal entre nosotros es que cualquier hombre, en determinadas circunstancias, puede reaccionar como Eichmann y realizar actos tremendamente malvados e inhumanos porque cree que es «su obligación» o «su trabajo». Así, el libro de Günther Anders es una carta filosófica dirigida, tras la muerte de Adolf Eichmann, a su hijo Klaus, en la que le escribe declarándose víctima de su padre y le pide que se una a combatir el nazismo.
A raíz de esto, Ximun Fuchs, cuyos abuelos (uno judío alemán y el otro vasco) estuvieron en sendos campos de concentración, se plantea lo siguiente: ¿podemos hacer lo mismo con el franquismo?. «No -es su respuesta-, porque el nazismo ha tenido su juicio, pero el franquismo no. Y no se puede escribir la misma carta». Aun así, Francoren bilobari gutuna no pretende realizar un juicio al franquismo. «No me interesa Franco -admite Fuchs-. Me interesa lo que hemos digerido de la época del franquismo».
Propuesta escénica
La historia se sitúa en un hospital, un precario hospital cualquiera que podría ser una metáfora del país. El espacio, bastante vacío, está formado por hierba, camas y un par de sillas. El público irá descubriendo las historias de los enfermos, que deambulan con sus vestimentas blancas y que serán el reflejo de los traumas del país. «Nos basaremos en esas pequeñas historias para convertir el recorrido de la gente vasca en teatro. A través de sus síntomas y de sus vivencias, miedos y percepciones (y de las de sus predecesores) repararemos en los peligros que tienen hoy en día los vascos», afirman. Es así como han querido tratar esos traumas colectivos, a través de la cultura, desde un punto de vista étnico, teniendo en cuenta el trabajo que la etno-psiquiatra Nathalie Zadge ha realizado con grupos de personas, descubriendo que tanto sus miedos como sus sueños se transmiten de generación en generación. «Nosotros buscaremos también las soluciones que se encuentran en las tribus, para hacer frente al traumatismo, de generación en generación», explican.
Es por ello que estamos hablando de una propuesta en la que los tiempos y las generaciones se mezclan. Todo ello a través de diferentes personajes, entre médicos, pacientes y familiares que acudirán de visita a un hospital golpeado por la crisis económica, lleno de recortes y con escasez de recursos. Una situación que deriva en preocupaciones de todo tipo, con el miedo del cierre sobrevolando el hospital, y hasta con la idea de que la Fundación Franco pueda comprar el mismo. Será entonces cuando salgan a la luz las conexiones entre los problemas de salud de los enfermos, las vivencias de los familiares de generaciones precedentes y los crímenes del franquismo; llegando así a la conclusión de que «¡Todo es Franco!».
Ander Lipus, Patricia Urrutia, Manex Fuchs, Zoila Berastegi, Urko R. Pescador, Erika Olaizola y Pako Revueltas son los encargados de dar vida a los diferentes personajes de la obra, partiendo del movimiento escénico trabajado con el coreógrafo Philippe Ducou y guiados por la música de Asier Ituarte. El espectáculo, que se podrá ver en una treintena de localidades vascas hasta el próximo mes de mayo, tiene el objetivo de finalizar de una manera positiva, convirtiéndose casi en algo terapéutico, que pueda, en un futuro, «romper con el bucle del franquismo».