El año 2016
Terminado el 2016, toca reflexionar sobre lo visualizado sobre las tablas este año; un año en el que he buceado por todo tipo de salas, descubriendo algunas joyas, varios fiascos (a mi pesar) y mucho, demasiado, teatro indiferente (no encuentro mejor adjetivo). No soy fan de los rankings y las clasificaciones en el hecho teatral, así que todo orden en las siguientes líneas sobre los montajes que más han cautivado a mi paladar no responden sino a lo anárquico de mi pensamiento:
-Las Princesas del Pacífico: una obra imprescindible que tuve el placer de ver en el Teatro Guindalera. El humor descarnado se une a la crítica social en un trabajo verdaderamente excepcional y honesto: la risa no tarda en aparecer frente a Alicia Rodríguez y Belén Ponce de León, que actúan bajo la batuta de José Troncoso. Y sin embargo, este espectáculo cómico, que me traslado a mi Cádiz de procedencia, me pareció más un drama; porque ya saben, debajo de la mueca…
-La Cocina: esperemos que la función se reponga, porque las entradas volaron, ¡y no me extraña! La cocina, dirigida por Peris-Mencheta, es un trabajo coral de altos vuelos donde todo está calculado a la perfección; una máquina teatral que funciona como un reloj suizo y donde, a pesar de lo frenético, de la palpable deshumanización, tenemos tiempo para conocer retazos de vidas, para escuchar los latidos de los personajes. Sin duda, un ejemplo de lo que el teatro público de este país debería ser.
http://www.revistapopupteatro.com/single-post/2016/11/24/El-latido
-23-F: La versión de Tejero: Créanme, no soy de risa fácil, pero la sola perspectiva de un espectáculo musical protagonizado por Tejero me encandiló; afortunadamente, las expectativas se cumplieron y asistí a uno de los montajes más injustamente desapercibidos del 2016. Aprovechando los huecos sobre uno de los hechos más icónicos de nuestra historia reciente, y con un humor canalla hilarante, Pepe Macías y compañía consiguieron un trabajo, sencillamente, impecable:
http://www.revistapopupteatro.com/single-post/2016/03/01/23F-LA-VERSI%C3%93N-DE-TEJERO
-Herederos del ocaso: Si lo de 23-F: La versión de Tejero podía calificarse de canalla, lo de los chicos de Club Caníbal podría calificarse directamente como sinvergonzonería: captan fotográficamente la idiosincrasia de los más bajos instintos del ser ibérico, juegan con ello y lo lanzan al público. Difícil tenían superar al anterior montaje de su «Trilogía Ibérica», Desde aquí veo sucia la plaza, pero en Herederos del ocaso llevan la picaresca española hasta sus últimas consecuencias: la mordacidad y los pantalones cortos son su sello.
http://www.revistapopupteatro.com/single-post/2016/07/11/La-picaresca
-El Rey: «una ficción contra la ignorancia», la califican ellos mismos. Y yo no puedo estar más de acuerdo. Con el ya esperable sello de calidad del elenco, asistimos a una disección de todo lo ocurrido en nuestro país en torno a Juan Carlos I; o lo que es lo mismo, asistimos a la desmitificación del icono caído, al destape del relato canónico y de una época, que aún sigue a flote, con la que muchos de nosotros no podemos reconciliarnos: su relación con Franco, su idea de reinado, los GAL… Y todo ello sin olvidar la risa, la necesaria risa.
-Una mujer desnuda y en lo oscuro: una bella fusión entre el hecho teatral y la poesía de Mario Benedetti, uno de los poetas en lengua castellana más universales. Mario Hernández dirige un espectáculo que camina entre la fina comedia y el drama desgarrador, pero que sobre todo habla de la nostalgia. Es un montaje elegante, muy elegante, donde Emilio Linder, encarnando al uruguayo, se funde con su piel con verdadero compromiso; desde luego, Una mujer desnuda y en lo oscuro fue un bálsamo para el bochornoso verano madrileño.
http://www.revistapopupteatro.com/single-post/2016/08/04/Dominguea-el-almanaque
Y no; no me olvido de otros estupendos espectáculos: Leche y picón, Alarde de tonadilla, La función por hacer (que pude ver en el Teatro Central de Sevilla en 2010, nada menos), Desde aquí veo sucia la plaza, Ejercicios de amor (la cual vi también en Sevilla en 2011 y que pasó por La Abadía este año brevemente, quedando en mi retina de forma perenne como uno de los mejores espectáculos que jamás he presenciado), Juanita calamidad, el Hamlet de Alfonso Zurro y el de Miguel del Arco… ¡Veremos qué nos depara 2017!