El festín de Babette
El festín de Babette es un cuentito onírico, lindo, original y cruel, también cruel. Esa crueldad de las renuncias inducidas o provocadas por una educación castrati y opresora. Dos visiones del mundo, la católica y la protestante, contrapuestas en cosas pero coincidentes en muchas otras, en más de lo que se podría pensar. Planteamientos de vida en los que la renuncia será compensada con creces con el Reino de los Cielos, en esta ocasión simbolizado por un exquisito banquete, por el festín de Babette. ¡Muy bien!, ¡muy bien! ¿Hay algo más?
La película ganó el Oscar a la mejor película extranjera. La obra de teatro española es producción del Teatro Calderón de Valladolid y SEDA producciones. Adaptación de un cuento de Isak Dinesen (seudónimo de Karen Blixen). Pequeña comunidad costera donde el pastor luterano, padre de dos hijas, les impide que prosperen en la vida por una estrecha concepción del deber y el orden. Coincide la muerte del padre con la llegada de Babette, que revoluciona todo el pueblo. ¿No llega demasiado tarde?
Humor, sutileza, emoción, belleza, candidez conviven con una baja intensidad, con la neblina de vidas grises y con una tristeza vital demasiado larga. Al final, como la vida misma. Hay de todo, y seguramente todo a la vez, quedando en nuestras manos, también a veces, que subrayemos o que intentemos dirigir el rumbo de nuestra vida. Binomios como valentía-resignación o determinación-riesgo o educación-libertad se mezclan en este festín de emociones con estrellas Michelín.
Producción del Teatro Calderón de Valladolid y de Seda Producciones Teatrales. La dirección la firma Pepa Gamboa, innovadora en el mundo del flamenco de larga trayectoria profesional. Adaptó y dirigió «La casa de Bernarda Alba», interpretada por mujeres gitanas de un poblado pobre. Con este espectáculo le concedieron el Premio Nacional de Teatro y dió un salto importante en su carrera. Realiza un trabajo magnífico en El festín de Babette. Cuenta con un elenco de actores y actrices profesionales muy bueno. Ana Otero protagoniza y borda el papel de Babette. Magníficas también María José Alfonso, María Garralón o Manuel de Blas, que grande es Manuel de Blas. Lo que ocurre es que Pepa Gamboa nos sorprende en esta pieza con la incorporación de actores y actrices de más de 65 años, seleccionados tras unos talleres donde participaron más de medio centenar de vallisoletanos. Es una oportunidad de ver en escena actores y actrices aficionados, gentes que aman el teatro y llevan toda su vida haciendo teatro y viendo teatro y aprendiendo teatro. En su nivel pero, al fin y al cabo, son gentes que son un sustento importante de toda esta profesión tan frágil. Iniciativas como esta, que esperemos puedan repetirse en otras ciudades, generan tejido teatral y social en cada ciudad. Han habido iniciativas similares, parecidas con anterioridad: la misma Pepa Gamboa lo ha hecho o Sharon Fridman o Iratxe Ansa, por citar unos ejemplos. Me encantó que sucediera en El festín de Babette y el lujo de ver a unos veinte personajes en escena. Y me encantó poder ver entre ellas a Susana Herreras, luchadora incansable desde la Administración en su día, y ahora sigue en la brecha con más horas de teatro y danza que horas de vuelo un piloto veterano de Iberia. En esta ocasión, se coloca en otro lugar con humildad y con ese desparpajo que le caracteriza. Bravo por El festín de Babette. ¡Que rico!