El Chivato

El Día Mundial del Teatro y la necesidad de editar textos teatrales

libreria-yorickCon motivo del Día Mundial del Teatro, Ediciones Irreverentes recopila varias reflexiones de profesionales sobre la necesidad de editar libros teatrales y difundirlos, «ya que para más de 12 millones de espectadores de teatro, sólo se han publicado 700 libros en España». Se muestran opiniones de José Luis Alonso de Santos, Lourdes Ortiz, Miguel Ángel de Rus, Carlos Gil y Chema Rodríguez Calderón.

 

Cara al Día Mundial del Teatro parece clara la necesidad de que se editen obras teatrales para lograr que el repertorio teatral español perdure en el tiempo. Según el Anuario SGAE, «en 2015 se realizaron un total de 49.948 representaciones de artes escénicas, (…) y hubo 13.571.837 asistentes (…) El teatro es el que tiene un peso específico mayor en el total de la oferta de artes escénicas, con un 93,7% de las representaciones realizadas. En 2015 hubo 12.045.487 espectadores de teatro». Resulta curioso que para esos más de 12 millones de espectadores, en 2016 apenas se editaran 700 libros de teatro.

El editor de Ediciones Irreverentes, Miguel Ángel de Rus, pide conciencia sobre la necesidad de publicar estos textos: «Una obra puede tener un gran éxito en el teatro, pero es transitorio, acaban las representaciones y el texto se olvida. El libro teatral permite mantener la vida del repertorio teatral español. En Ediciones Irreverentes hemos editado obras de Alonso de Santos, Fernando Savater, Francisco Nieva, Lourdes Ortiz, Miguel Mihura, que en algunos casos llevaban años sin representarse. Esas ediciones dan la seguridad de que la obra seguirá viva, que en cualquier momento podrá llegar una compañía de cualquier país, leer esos textos, y llevarlos a escena. O que llegará un especialista de una universidad lejana y descubrirá quizá a un autor al que nadie hizo caso en su época y cuya obra con el tiempo se considerará valiosa».

Editar teatro es un trabajo arriesgado, difícil y poco grato en España: «Vender cien libros de un texto teatral es todo un éxito», afirmaba en los últimos días Carlos Gil, uno de los socios de la librería teatral Yorick y editor de Artezblai. Sabe de lo que habla porque lleva toda la vida dedicada a este arte.

José Luis Alonso de Santos, autor de gran éxito con obras como ‘Bajarse al moro’, ‘La estanquera de Vallecas’ o ‘Fuera de quicio’, explica así la magia del teatro: «Yo comencé a escribir teatro porque tenía una compañía y necesitábamos un texto, me puse a escribirlo porque hacía falta. El éxito es el respaldo de las acciones humanas, y resulta que escribí la primera obra, luego otra, y tuve éxito, la sociedad me pagó, me pidió más, y cuando quise darme cuenta era autor de teatro. El éxito de las obras en escena es muy bonito, ver la reacción del público, pero eso acaba. Al quedar editado el texto, ya es para siempre. A mí me pasa que de repente me encuentro a grupos de teatro que están ensayando obras breves de mi ‘Microteatro’, o ‘Dígaselo con Valium’, gente que ha comprado el libro, lo ha leído, le ha gustado, y han decidido representarlo… Eso es maravilloso».

Pero al valor de difusión de la obra, Alonso de Santos le añade un valor educativo «Cuando los chicos jóvenes quieren escribir teatro lo primero que les digo es: no escribas nada, léete todo Shakespeare, Lope de Vega, Calderón de la Barca, y luego ya escribirás. Porque si escribe el hombre lo que le sale del alma, estamos arreglados. Mejor que escriba lo que le sale de los maestros. Para escribir teatro hay que haber leído mucho teatro.»

En los centros docentes se leen sólo clásicos del teatro, pero no ser apuesta por los autores contemporáneos, salvo casos muy contados. Que desde el sistema educativo se apoyara la lectura de los contemporáneos sería muy valioso para mantener viva la nueva creación. Para Miguel Ángel de Rus, de Ediciones Irreverentes: «lo más importante de nuestro trabajo es descubrir nuevos autores, en nuestro caso a gente como Diana de Paco, Juana Escabias, Antonio Miguel Morales Montoro, Olga Mínguez o Chema Rodríguez Calderón; en el caso de otras editoriales a autores como Alberto Conejero o Juan Carlos Rubio. Ese trabajo es el que permite que los dramaturgos emergentes tengan la posibilidad de dar a conocer su obra».

Lourdes Ortiz rememora el estreno y el destino de su personal visión de ‘Fedra’: «la estrené a principio de los años ochenta, en Madrid, después se representó en Sevilla. Fue divertido, yo tenía muchísimo entusiasmo, era la experiencia de la camioneta… yo iba con mi dos Caballos con la escenografía sobre el techo del coche, atada con cuerdas, y llegábamos a las ciudades a montar la obra. Tuvimos éxito, lo pasamos bien, pero ahí quedó la obra -como dormida- hasta 2013, en que me la edita Ediciones Irreverentes, y para mí es importantísimo, porque es la forma de que la obra pueda pervivir. El teatro es efímero, si no hay un testimonio escrito, una vez cae el telón muere la obra. Si nadie hubiera publicado los textos de Lope de Vega, se habrían perdido una vez celebradas las representaciones. Quién edito aquellos textos hizo un inmenso favor a la cultura mundial».

Para Lourdes Ortiz, la publicación de sus textos le ha dado una nueva oportunidad: «yo fui directora de la Real Escuela Superior de Arte Dramático, pasó el tiempo y perdí las ganas de la juventud. Pero gané el I Premio El Espectáculo Teatral con mi obra ‘La guarida’, se publicó, y eso le dio nueva vida, y me incitó a moverme, a luchar, porque sabía que esa obra ya estaba salvada, luego vino ‘Fedra’, y últimamente me han estrenado en el Centro Dramático Nacional mi ‘Aquiles y Pentesilea’ y la han editado en libro, y eso me permite saber que mis nietos podrán leerme dentro de 30 años, si así lo desean, y cualquier amante del teatro reencontrarse conmigo».

Chema Rodríguez Calderón es uno de los más importante autores del teatro-off español, actor y productor: «los textos de’ Loco, loco cabaret’ y ‘Trilogía idiota’ han sido representados en teatros de toda España: en Madrid en el Teatro Lara y en el Teatro Arenal, pero también en teatros de Honduras, Chile, Argentina y Ecuador. Lo más significativo es que tras la publicación de estos libros, compañías de todas partes se han interesado en los textos. Y algunas de las obras que recogen, ahora están en proceso de estreno por parte de diversas compañías. El éxito en el escenario está muy bien, pero el libro de teatro permite difundir tu obra entre compañías que quizá ni sabías que existían».

Para Miguel Ángel de Rus, «nuestros best sellers son autores como Antonio Miguel Morales Montoro, Chema Rodríguez Calderón o Alonso de Santos, que en algún caso han llegado a los 1200 ejemplares vendidos de títulos como ‘La ciénaga’, ‘Trilogía idiota’ o ‘Microteatro’: eso es fantástico en libro teatral, pero si se incorporaran al sistema educativo, muchos miles de adolescentes podrían disfrutar de algo que ni saben que existe».

Para acabar sobre la función del Estado en la defensa del teatro nacional, unas palabras de Alonso de Santos, actual presidente de la Academia de las Artes Escénicas de España: «el Estado, con no molestar, estaría bien. Lo que pasa es que el estado te llena de impuestos y cargas, no sólo no ayuda a la cultura, sino que la carga con impuestos abusivos que la aplastan. Lo mejor que puede hacer el estado es liberar de impuestos a las artes y dejarlas tranquilas».


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