‘El retablo de las maravillas’ de Morfeo Teatro viaja a Estados Unidos y México
La compañía Morfeo Teatro lleva su versión de la pieza de Cervantes a las Jornadas de Teatro Español de San Antonio Texas (Estados Unidos), al Festival Siglo de Oro de El Paso-Texas (Estados Unidos) y al Festival de Teatro Clásico de Ciudad Juárez (México). También en abril, la obra se podrá ver en el Centro Sierra Norte de La Cabrera (Madrid). Y en los próximos meses (mayo/junio), visitará lugares como León, Palma de Mallorca y Valladolid.
El espectáculo presenta una divertidísima sátira sobre las hipocresías de la España de la época. Los mandatarios de un pueblo, ante un Retablo vacío mostrado por unos cómicos, y aparentemente mágico por no enseñar nada a sucios de sangre o bastardos, simulan ver lo que no ven para demostrar que son «gentes de bien nacer». Al final de la comedia se acentúa la acidez del discurso cervantino en un sorprendente final.
Todo ello enmarcado en un espacio escénico inspirado en la pintura de Picasso que da a la puesta en escena un inigualable contraste, al ser el decorado una reinterpretación del ‘Guernica’ de Picasso, en el que se muestra el famoso cuadro cubista pero sin personajes, mostrando el cuarto vacío en tres dimensiones, donde la figura de Cervantes queda resaltada en un entorno picassiano de rabiosa contundencia.
Bajo dramaturgia y dirección de Francisco Negro, el espectáculo cuenta con un amplio reparto, en el que destaca, protagonizando al propio Cervantes, el actor Joan Llaneras (Premio Ercilla de Teatro).
La adaptación
Este montaje, que rinde homenaje a Cervantes, recoge, además del evidente Retablo de las Maravillas, una selección de fragmentos de diversas obras cervantinas que dan coherencia dramática al conjunto de la obra (como son La elección de los alcaldes de Daganzo, El juez de los divorcios, El coloquio de los perros, Pedro de Urdemalas y Don Quijote de la Mancha), al igual que aforismos, cartas y singularidades poéticas del autor. En la misma se destila el pensamiento cervantino en su dimensión más humanista, resaltando con crudeza anhelos y bajezas de la sociedad de su época, dentro de un juego de ilusiones teatrales que permite que el ácido discurso de Cervantes se exprese como metáfora de nuestros días y para criticar la mediocridad de los gobernantes de su tiempo así como la decadencia ética de sus coetáneos, en claro paralelismo con la nuestra; pues, como el mismo denunciaba, «entre la virtud y el dinero, lo segundo es lo primero».