Críticas de espectáculos

17 maneras simpáticas de acabar con el capitalismo / Compañía Casa Real

El circo de nunca acabar

A estas alturas de la película que nos está tocando vivir, ya no sabemos si el sistema capitalista es necesario, útil, inhumano, prescindible o, simplemente es lo único que nos podemos permitir. Utopías aparte, el capitalismo impera en nuestra sociedad, y la mayor heroicidad que se nos permite para su posible extinción es “comprar felicidad”. Tremenda paradoja, para acabar con el capitalismo, la única opción que está en manos de la gente común es utilizar uno de los mecanismos que queremos abolir, comprar, y comprar, y comprar, aunque solo sea un trocito de felicidad.

En “17 maneras simpáticas de acabar con el capitalismo”, la compañía barcelonesa Casa Real, Teatre Tantarantana, nos propone un juego realista y a la vez utópico para reflexionar sobre el sistema capitalista en el que estamos inmersos. La obra, escrita y dirigida por Raquel Loscos y Salvador S. Sánchez, muestra la realidad social deformada por la insólita e increíble rebelión individual.

La pieza comienza con una pregunta capciosa: “¿Por qué es tan barata la ropa de vuestra marca?” Introduce al espectador en el discurso de la publicidad engañosa de “valores positivos”, “comercio de proximidad”, “el precio y el importe”, para justificar lo que no se sabe justificar.

El universo empresarial aparece con la “inversión variable mixta internacional”, que los empleados han de vender usando eufemismos que ni ellos mismos se creen. Hay un guiño directo a las opciones de inversión preferentes con trágicos recuerdos en el mercado bancario español. Bueno, el colmo de la desfachatez: “No vendemos, ayudamos a comprar”.

El cliente, el producto de consumo, la empresa, y el empleado como intermediario comercial conforman el tándem capitalista al que hay que sumar el factor publicitario. “En 17 maneras simpáticas…” el empleado es objeto de un análisis amplio. En primer lugar, se le muestra con una gran carga de stress –tics, pastillas, terapias alternativas…– que llevan a dibujar un empleado histérico hasta hacerle explotar: “No quiero más responsabilidad”; la entrevista para acceder al puesto de trabajo posee una enorme fuerza dramática precisamente por su verosimilitud. “¿Qué aportaría Ud. a la empresa que no aportaría ningún otro candidato?” Solo les falta pedir al aspirante, ¿hasta dónde está usted dispuesto a deshumanizarse, degradarse, humillarse…?; la traductora del Congreso del F.M.I. nos da una solución.

En fin, la pieza muestra diversos aspectos del capitalismo que la gente ya tiene asumidos como negativos. No hay que convencer de nada a nadie; el público ya entra en la sala llorado y dispuesto a acabar con el capitalismo. Es decir, la obra duele con el discurso capitalista pero es una realidad asumida de facto: es la impotencia como un mal menor.

Pero el texto posee otra parte que se va intercalando entre las escenas descritas. Es la publicidad pura y dura. Porque lo que se plantea es vender un libro de autoayuda titulado “17 maneras simpáticas de acabar con el capitalismo”. Una de estas maneras consiste en “realizar actos ilegales de forma masiva y constantemente”, en alusión a las propuestas de los anticapitalistas de la Candidatura de Unidad Popular (la CUP) en Cataluña. Por supuesto, el guiño es encajado por el público que reacciona con una carcajada fenomenal.

Las maneras de acabar con el capitalismo, además de plasmar la utopía, conforman la parte cómica de la obra. Personajes famosos, 17, donde aparecen París Hilton y la Reina de Inglaterra entre otros, personajes del mundo del arte, de la moda, del deporte, del cine, de la política, propone soluciones disparatadas. Estas soluciones, por su irracionalidad, desarman al espectador racional que no puede por menos que reír.

La compañía catalana ha realizado una puesta en escena sugerente, trepidante y festiva. Aparte de la seriedad dramática del tema, el montaje sugiere una pista de circo con una alfombra roja circular en el centro de la escena y con tres asientos individuales en forma de nariz de payaso; la dinámica de entradas y salidas, la sucesión y el intercalado de escenas fragmentadas conforman ese mundo circense. Pero es más, las cuatro actrices imprimen una energía sorprendente al espectáculo atrapando al espectador que no puede reflexionar sobre la marcha, no dan tiempo ni sosiego. El trabajo interpretativo, el discurso escénico parece estar planteado como la actividad de un prestidigitador que mete la mano en tu bolsillo mientras desenfoca la atención.

Y festivo, el espectáculo parece una alegoría a la mera diversión que termina con una especie de happening cubriendo al público… Para acabar con el capitalismo, proponen que, hay que (…) vivir la felicidad.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculo: 17 maneras simpáticas de acabar con el capitalismo. Dramaturgia y dirección: Raquel Loscos y Salvador S. Sánchez. Intérpretes: Rocío Manzano, Sara Sansuán, Anna Tamayo y Laura Vila. Escenografía e iluminación: Alberto Merino y Gerard Orobit. Audiovisuales: Ramón Frías (Lapso Films). Vestuario: Cinta Moreno. Producción: Cía. Casa Real y Teatre Tantarantana. Sala Cuarta Pared de Madrid, en gira.


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