‘Frida’ de Marcela Aguilar y El Curro DT en Nave 73
‘Frida’, la creación Colectiva de Marcela Aguilar y El Curro DT vuelve a la cartelera madrileña tras su estreno en 2001 para representarse en Nave 73 a partir del 11 de enero. La pieza de danza trata de reflejar el gran universo de Frida Kahlo que hoy sigue vivo.
Sobre la obra
Aunque en ocasiones no contemos con lo más básico para lograr nuestros objetivos, siempre tendremos dentro de nosotros un potencial inmenso para explotar.
Frida. Difícil de analizar. Prácticamente indescriptible, hay que verla, y nunca, nunca tratar de entenderla. ¿Se entiende el arte? ¿Se entiende la poliomielitis? ¿Se entienden los huesos rotos? No, no se entienden. Se sufren. Se disfrutan. Se pintan. Se bailan.
Frida. Una larga lista de razones pretende dar cabida en el papel a lo que ha podido generar este trabajo, esbozo de la vida de la pintora, que, El Curro DT, concibe como un pequeño exvoto escénico, piadoso, pero no religioso, dedicado a los que aún encuentran motivos para poder gritar con Frida: ¡VIVA LA VIDA!
La versión original de Marcela Aguilar con el mismo título es de 1985 y seguramente el primer trabajo que se realizaba sobre la ahora famosa pintora mexicana. Fue en México DF, en donde adentrarse en el mundo de Frida implicaba visitar La Casa Azul de Coyoacán e indagar entre los objetos personales de la artista. La pieza duraba 17 minutos y la bailó el Centro de Investigación Coreográfica de México (CICO) durante 3 años. En 1989 Marcela Aguilar retomó el trabajo en San José de Costa Rica para la Compañía de Danza de la Universidad Nacional (Danza UNA). Allí mismo en 1994 lo remontó para el Grupo de Aspirantes de la Compañía Nacional de Danza, que la interpretó en diferentes países latinoamericanos. Además, fragmentos se bailaron en distintos congresos y seminarios en Caracas, México y Nueva York.
Cuando en octubre de 2001 El Curro DT invita a Marcela Aguilar a trabajar con ellos, ella se ofreció a revisar Frida, porque consideraba que, como uno de los primeros ejemplos de la danza-teatro latinoamericana, coincidía con la propuesta artística de la compañía madrileña. El resultado es una especie de cadáver exquisito montado a ambos lados del Atlántico en dos décadas distintas.