Acabo de mundo
Tengo una duda existencial; según la sucesión de profetas incuestionables iluminados cada uno por su propia divinidad suprema, ¿cuántas veces ya se ha terminado el mundo?
No sé si se acabó y nos reinventamos o somos sobrevivientes capaces de adaptarnos a las adversidades más por nuestro ingenio que por nuestras capacidades físicas.
A más de 30 grados ya comenzamos a sentirnos mal, pero inventamos el aire acondicionado y si la temperatura baja de los 15 grados, para eso está la calefacción.
Protegemos nuestra piel de la radiación UV con bloqueadores solares y los ojos de la luminosidad extrema con lentes.
No somos capaces de sobrevivir más de 5 días sin beber agua, pero para eso está el agua en botella y de la comida ¿Cuál es el problema si de aquí a poco habrá Mac Donald´s hasta en los mas recónditos parajes aislados?
¿Cómo se va a acabar el mundo ahora que nos estamos mundializando?
O quizás por eso se va a acabar.
De manera obstinada lo estamos homogeneizando cuando son las diferencias las que nos hacen fuertes, ahora todos somos iguales todos con las mismas debilidades.
Por definición, porque nos gustan las definiciones, pasamos de la generación X, los padres de la generación Y, formada por los Milenials, a la generación Z, los que hoy son adolescentes. Y se acabó el alfabeto, no quedan más generaciones.
Seguramente se comenzará con las generaciones A1, B1, hasta llegar en un par de decenios a los A2, B2, y así hasta el infinito. Al menos eso espero.
De tanto en tanto se nos viene el fin del mundo, esto claro, acompañado de una potente campaña mediática.
Por un momento olvidaba que la mejor herramienta de dominación social es el miedo. No importa si es real o ficticio, el miedo se usa todos los días y de manera muy eficiente.
El infierno y el purgatorio tienen secuestradas algunas conciencias. La posible caída de los mercados bursátiles genera que la balanza política se incline del lado de quienes saben manipular el miedo para generar crisis de las cuales salir ellos y solo ellos, fortalecidos.
El acabo de mundo nos tiene con el pánico de sobrevivir al siguiente día y eso nos impide disfrutar, nos impide razonar, nos impide explotar el potencial del que disponemos para llegar a ser quienes podemos ser. En cambio, solo nos convertimos en entes productivos, entes y no seres.
¿Y si fuese cierto esto del acabo de mundo?
Fácil, como individuos no podríamos hacer nada y sólo nos quedaría esforzarnos por disfrutar del poco tiempo que nos quedaría.
Basta de pegarnos en el pecho o desvivirnos por vivir.
Aunque no es tarea fácil, tratemos de diluir las dificultades con el amor de nuestros cercanos, no solo el que nos entregan sino sobre todo con el que nosotros podemos entregarles a ellos y a quienes no conozcamos aun, con las maravillas interminables de la naturaleza, con la complejidad de las cosas simples y lo complicado de las cosas sencillas, con vivir, vivir y no sobrevivir.
Riámonos del acabo de mundo para que, si ese momento llega, nos encuentre con la dicha de existir.
Ja, ja, ja