¡Oh Cuba! / Federico García Lorca / Francisco Ortuño
La isla encantada de Lorca
En 1929, atravesando una profunda depresión por problemas personales y sentimentales, Federico García Lorca viaja a Nueva York, y en 1930 a Cuba. Su intención era pasar solo algunos días en la Habana, donde se quedó 3 meses. «Aquí he pasado los mejores momentos de mi vida» confesó el poeta. Lorca descubre Cuba, que vive en esta época una explosión artística con poetas, escritores, músicos, artistas plásticos que proporcionan a la cultura un aire nuevo, inédito. A través de los poemas y algunos textos inéditos de Lorca, pero también los de Nicolás Guillem y Alejo Carpentier, amigos del poeta, y la música y el baile, mestizaje de son cubano y de flamenco, ¡Oh Cuba! traza un retrato del poeta, ambientado en el paisaje sonoro y exótico de su isla encantada.
Loles León, encarnando al Duende, hace de guía en este viaje de sonoridades granadinas y cubanas, por algunos momentos esenciales de la estancia de Lorca en Cuba.
Para contar Federico García Lorca, la esencia de su universo poético, lleno de ritmos, colores, sensualidad, de imágenes vibrantes, de cuerpos en trance, movidos por la pasión desenfrenada, se ha conformado un elenco espectacular que reúne artistas españoles y cubanos.
En ¡Oh Cuba!, una creación fuera de cualquier categoría, se fusionan el duende y el alma del flamenco, al cual el poeta granadino aportó letras de la nobleza, la pasión y la sensualidad cubanas.
Una veintena de artistas, bailarines, cantaores, cantante y músicos están encabezados por Lules León, que hace de hilo conductor del espectáculo. A través de las vivencias esenciales de Lorca en la isla, introduce las coreografías, recitando poemas y textos inéditos y cantando, al final, uno de ellos. «Un brazo en la noche entra por mi ventana, un gran brazo moreno con pulsera de agua.»
En el fondo del escenario desnudo, los músicos y cantaores.
El espectáculo comienza con bailarines que llegan con maletas. Uno de ellos baila sobre la suya.
Se proyectan, en el fondo, las fechas de la llegada de Lorca a Cuba y de su salida, imágenes del mar, de casas, la foto de Lorca de pie, que se multiplica, como si toda la isla se llenara de su presencia.
Los bailarines cambian varias veces de vestuario, muy colorista, cubano, con un toque tropical, en el son y en el estilo andaluz, en el flamenco. Uno de los bailarines, con un traje blanco, evoca a Lorca.
Loles León, la voz de Lorca, con un largo vestido blanco y, al inicio del espectáculo, un sombrero de copa blanco.
El son y el flamenco modernizados, pero no en exceso, por los coreógrafos, están interpretados magistralmente por los bailarines que, a menudo, deslumbran con movimientos de una extrema belleza, a veces casi acrobáticos. El cante flamenco y las melodías cubanas con ritmos afrocubanos, alternándose, conforman una especie de dialogo.
Alina Sánchez, la soprano cubana, con su soberbia voz, potente, amplia, aporta a este tejido vocal colores y sonoridades del canto cubano clásico.
Todos estos componentes del lenguaje escénico plural, en apariencia heterogéneos, forman un mosaico sonoro y visual, impregnado de la atmosfera de los años 30 en Cuba, que respiró el poeta granadino.
Irène Sadowska
¡Oh Cuba! – Federico García Lorca – Idea, dramaturgia y dirección: Francisco Ortuño Millán – Intérprete: Loles León – Coreografía: Adrián Galia, Eduardo Veitia, Manuel Díaz, Emilio Ochando – Composición musical: Antonio Carmona, Diego Franco Moreno – Primeros bailarines: Adrián Galia, Loli Sabariego – Diseño de iluminación: David Picazo – Vestuario: Mila Bentabol – Cuerpo de baile – Voces: Alina Sánchez (soprano), Curro Cueto, Juan Carrasco «Juañarito» Juan José Álvarez –Bajo) – En el Centro Cultural de la Villa de Madrid – Teatro Fernán Gómez – Del 1 de marzo al 1 de abril 2018